La severa crítica de Angela Merkel al candidato de su partido a la cancillería en las elecciones alemanas del próximo 23 de febrero, Friedrich Merz, por  el hecho de que la Unión Demócrata Cristiana (CDU) haya aprobado una moción en el Parlamento alemán instando al gobierno a imponer duras restricciones a la inmigración con los votos de la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD), ha caído como un auténtico misil en el país germano. El movimiento de Merz tiene mucho que ver con los resultados que pronostican las encuestas, en las que, tras los últimos sucesos —como el atentado de Magdeburgo el pasado 20 de diciembre, cuando un vehículo arrolló a una multitud en un mercado navideño—, la ventaja de los democristianos de la CDU se ha visto recortada. Después se produjo el ataque con un cuchillo en la ciudad bávara de Aschaffenburg por parte de un solicitante de asilo afgano rechazado, que mató a un hombre y a un niño de dos años. Así, de una ventaja demoscópica de alrededor de 15 puntos se ha pasado en pocas semanas a otra de unos 10, con los socialdemócratas del SPD distanciados de AfD en la tercera posición. Las encuestas han llevado a una conclusión impensable en los democristianos hace unos años con Merkel: el cordón sanitario a la extrema derecha que imperaba en la política alemana no resta votos a la ultraderecha, y sus políticas demagógicas tienen —con la última llegada de inmigrantes, que ya ascienden a cuatro millones— un caldo de cultivo muy preocupante.

En su partido, la CDU, Merkel se ha vuelto, en parte, una extraña, al haberse alejado de todos los actos de la formación desde diciembre de 2021, en que abandonó la cancillería después de haber estado al frente del país entre 2005 y 2021. Con motivo de su 70 aniversario, en julio del año pasado, Jens Spahn, exministro de Salud con Merkel entre 2018 y 2021 y diputado en el Bundestag desde los 18 años —ahora tiene 45— señaló en la revista Focus los tres grandes errores de la excanciller: no haber frenado la inmigración irregular masiva desde 2015 que, en su opinión, había desestabilizado y abrumado a la sociedad alemana; el no haber tratado a la Rusia de Putin de forma completamente diferente a como hizo Alemania en 2014 y haber abandonado la energía nuclear tras el desastre del reactor de Fukushima en 2011. Lo preocupante de estas declaraciones de Spahn es que hay una corriente importante en la CDU muy crítica con Merkel y se le hace responsable del crecimiento de AfD con la política que llevó a cabo con la inmigración.

Merz no deja de señalar que Alemania ha tenido una política de asilo e inmigración equivocada durante una década

Merkel también ha dado algunos pasos de distancia con su partido, como su salida de la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la CDU, y que es uno de los principales think tanks del país germano. Aunque el silencio de Merkel en este tiempo ha sido ejemplar, en su libro de memorias —que lleva por título Libertad y que aún está en gira de promoción—, lejos de hacer autocrítica a alguno de los problemas actuales de Alemania, sobrevuela sus años de canciller y las dificultades que tuvo en muchas de sus decisiones. Como pasa siempre en la vida, una cosa ha llevado a la otra y los desencuentros puntuales han acabado en una crisis con su partido y ya veremos cuál es el final, ya que Merz no deja de señalar que Alemania ha tenido una política de asilo e inmigración equivocada durante una década. Merkel ha entendido que todo ello iba en contra de su legado, así como la resolución, aprobada con 348 votos a favor y 345 en contra, que no tiene fuerza de ley, pero pide al ejecutivo alemán que ponga en marcha controles fronterizos permanentes y que rechace todos los intentos de entrar ilegalmente en el país, sin excepción. El texto dice que eso tiene que incluir a los que buscan protección y asilo si ya se han registrado en otros países vecinos de la UE a los que han llegado antes que a Alemania, porque ya están a resguardo de la persecución.

La votación del miércoles ha enviado una señal política, pero no cambia la ley alemana. El viernes, la legislación propuesta por la CDU sobre cambios menos drásticos a las reglas de migración se someterá a votación y veremos cómo acaban las alianzas, si vuelve a repetirse una votación conjunta con AfD y en qué situación queda el SPD. En cualquier caso, es evidente que estamos ante un cambio de rasante en toda Europa, también en otros continentes, y se empieza a ver que muchas de las posiciones que parecían inamovibles hace muy pocos años están saltando por los aires a una velocidad imprevista. Italia, Francia, Austria, por citar tres ejemplos, y, ahora, Alemania, emiten señales de cambio de época y de puesta en marcha de políticas diferentes a las que hemos vivido con el objetivo declarado de parar a la ultraderecha. Eso va a generar un abismo con las diferentes izquierdas y, es posible, que alianzas históricas sean imposibles de repetir durante mucho tiempo.