Acaba de comunicar la policía española a la magistrada del Tribunal Supremo Susana Polo, que instruye el caso Tsunami Democràtic, que ha recibido una notificación de Interpol París en la que le comunica que ha consultado sus registros y no ha podido ser localizado en Francia el president Carles Puigdemont. La noticia no es una fake news, que es lo que muchos de ustedes deben estar pensando, sino que así se dice por escrito en la comunicación policial, fechada de este lunes y a la cual ha tenido acceso este diario, y que ha recibido este miércoles la unidad de la policía judicial de la policía española. Confío que en otros casos se esmeren más, porque o bien no hay ningunas ganas en Francia de ayudar a la policía española o, por el contrario, se han tomado a broma la petición de que sea localizado alguien que cada día protagoniza, al menos, dos actos públicos en Argelers.

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También se declara a la espera de que la policía de Suiza les remita información sobre el diputado Ruben Wagensberg, de Esquerra Republicana, con residencia en Suiza desde que abandonó España tras su imputación por el caso Tsunami Democràtic junto a otros independentistas que han seguido el mismo camino después del movimiento del juez de la Audiencia Nacional que ve terrorismo en la causa que instruye sobre los hechos del aeropuerto de El Prat tras la sentencia condenatoria del Supremo a los presos políticos de la causa del procés. El párrafo dando cuenta a la sección cuarta, sala segunda del Tribunal Supremo, que condensa las gestiones realizadas, no puede ser más explícito: "Como ya se indicó por parte de esta Unidad de la Policía Judicial, se han realizado gestiones para llevar a cabo lo encomendado, solicitándose colaboración a través de la Oficina Central Nacional de Interpol en España, dentro de la División de Cooperación Internacional de la Policía Nacional. Desde esta división se ha informado que el Grupo de la Oficina Central Nacional Interpol España fue el designado para el desarrollo de las diligencias necesarias de colaboración con las autoridades de Francia y Suiza, los cuales han informado que han recibido un escrito de IP París dando cuenta de que, consultados sus registros, los citados no han podido ser localizados en Francia".

O bien no hay ganas en Francia de ayudar a la policía española o, por el contrario, se han tomado a broma la petición de que sea localizado alguien que cada día protagoniza, al menos, dos actos públicos en Argelers

Sea como sea, antes de que regrese a Catalunya para la sesión de investidura de un nuevo president de la Generalitat en el nuevo Parlament que surja de las urnas el próximo domingo, a la que ha confirmado que asistirá si es el candidato, pero también si no lo es, pueden localizarlo perfectamente entre la Catalunya Nord —Argelers o Elna— o también en Bruselas si es que tiene que volver en algún momento para recoger cosas personales antes de su regreso definitivo a Catalunya. Hasta la prestigiosa revista norteamericana Politico ha conseguido, según explica en su número de esta semana, entrevistarlo en Perpinyà en el marco de un extenso reportaje y le ha dedicado toda la portada bajo el siguiente título: "El fugitivo: Último intento de Puigdemont para la independencia catalana", sobre una ilustración en que aparece su imagen sobre el mapa de Catalunya y manifestantes con esteladas.

Si Puigdemont prosigue su campaña de coger votos a uno y otro lado del electorado independentista y ha iniciado una opa para rascar también en el bando exclusivamente catalanista; el candidato socialista, Salvador Illa, al que las encuestas le sitúan en cabeza con una distancia estrecha con el president exiliado, ha empezado a formalizar sus apuestas por si alcanza la presidencia. La elección de situar el foco mediático en la Conselleria d'Interior con la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, busca dar un mensaje de presidenciable preocupado por la seguridad, ubicar a una persona del cinturón de Barcelona y apostar por alguien que, en su municipio, ha reducido la criminalidad. Otra cosa es su propuesta de situar al major Josep Lluís Trapero como director de la Policía. Una iniciativa cuando menos polémica desde dos puntos de vista que van muy unidos: situar un mando de los Mossos —ahora desplazado de funciones relevantes— al frente de un cargo netamente político y los riesgos de politización y de división de un cuerpo como el de los Mossos d'Esquadra, que, tras la etapa Trapero, tiene hoy una dirección muy consolidada.