Esquerra Republicana de Catalunya y su máximo representante en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, ha cerrado con el gobierno español un acuerdo político que, dice, le permite no presentar una enmienda a la totalidad a los presupuestos generales del Estado para 2022. El primer resultado de este acuerdo es que Pedro Sánchez se asegura una mayoría más que suficiente para que las cuentas del Reino de España no sean devueltas en la votación que tendrá lugar la próxima semana. La mayoría es tan amplia que los acuerdos cerrados con antelación con el PNV (6 diputados), Bildu (5 diputados) y PDeCAT (4 diputados), amén de otros parlamentarios sueltos desperdigados entre el Grupo Mixto y el Grupo Parlamentario Plural, ya le aseguraban al Gobierno la mayoría absoluta necesaria para su tramitación y que ninguna de las enmiendas a la totalidad presentadas -dos catalanas, Junts y la CUP- pudieran prosperar.

Después de varias amenazas de Esquerra al Gobierno durante estos últimos días de rechazar las cuentas la semana que viene ante lo que consideraban una actitud inmovilista, Esquerra dio por bueno en los últimos minutos un acuerdo para no oponerse a la tramitación de los presupuestos. El pacto tiene que ver con la tramitación futura de la ley audiovisual y habla de "buscar las mejores fórmulas para garantizar un porcentaje de producción, doblaje y subtitulación en lenguas cooficiales que requerirá de la conformidad de Esquerra para la aprobación de la ley" y otros tres puntos que tienen que ver con la misma normativa.

También se incorporan a este acuerdo otros cuatro puntos, uno de ellos importante de cara a futuro si su redactado acaba siendo lo suficientemente claro y de obligado cumplimiento para el Estado como es "diseñar una cláusula de salvaguarda que actúe como garantía para corregir la sistemática desviación en la ejecución de las inversiones presupuestarias en Catalunya". Así se podría impedir -ojo, si el redactado fuera inmaculadamente claro- que la inversión ejecutada de los presupuestos del Estado en Catalunya difícilmente supere el 60% mientras en Madrid acaba superando sin problema alguno el 100%. Parece imposible pero es así de verídico.

Es obvio que Esquerra ha cerrado, sobre todo, un acuerdo político con el gobierno español que ahora necesitará de concreción, acuerdo y buena voluntad entre las partes. No entra en el acuerdo el traspaso de Rodalies y su consiguiente dotación presupuestaria a la Generalitat, ni se conoce, por ahora, si hay alguna enmienda acordada en la tramitación de las Cuentas para que respete lo que dice el Estatut sobre que la inversión tiene que ser la que aporta el PIB catalán al estatal o cualquier otra circunstancia. Los presupuestos no respetan este porcentaje por más juegos de manos que intente hacer el gobierno español mezclando churras con merinas.

En cualquier caso, Esquerra ha primado su posición estratégica de la presente legislatura, más basada en ser un aliado preferente para el gobierno español que un listado concreto cerrado a cal y canto, como suele hacer el PNV. Habida cuenta de experiencias anteriores de Pedro Sánchez, habrá que estar muy atentos -los republicanos, por la cuenta que les trae, los primeros- de que los socialistas no acaben imponiendo la peor versión del acuerdo. El grado de cumplimiento de los acuerdos alcanzados y no cumplidos por parte del presidente del gobierno español debe estar muy a punto de figurar en el libro Guinness de los récords y eso no es, en la actualidad, una suposición sino una verdad irrebatible.

De ahí el alto riesgo político de fiarse de los compromisos de Sánchez cuando los hechos, en general, le avalan poco. Y cuando se trata de cosas importantes, nada.