Un silencio sepulcral parece haberse instalado alrededor de la líder de la oposición, Inés Arrimadas, sobre la posibilidad de que su futuro político no pase por Catalunya sino por Madrid. El hecho de que fuera escogida en el último cónclave de la formación naranja portavoz de Ciudadanos para toda España fue la primera pista. Ella se apresuró a negarlo y dijo que su voluntad era hacer carrera en Catalunya. Pero lo cierto es que su presencia en la política española cada vez ha sido más habitual hasta ser una pieza decisiva en la campaña de las elecciones andaluzas que se celebrarán el próximo domingo. Arrimadas, en ausencia de Albert Rivera, inauguró la campaña de Cs en Andalucía y, sin ir más lejos, este miércoles estaba en Cádiz, el martes en Sevilla...
En las últimas horas, una nueva pista ha animado el debate sobre la marcha de Arrimadas de la política catalana. Su marido, Xavier Cima, ha decidido reconducir su carrera profesional hacia Madrid e incluso ha abandonado una consultoría que tenía junto a otro político de la extinta Unió Democràtica. Todo apunta que la pareja piensa fijar su residencia en Madrid y ella se desplazaría a Barcelona algunos días a la semana, para los plenos del Parlament y los actos políticos que tuviera que realizar, pero fijaría en la política española su prioridad. ¿Llegando a sustituir a Rivera? A corto plazo, seguro que no, pero en política nunca cabe descartar nada. Lo que sí es más que probable es que fuera número uno en las próximas elecciones que se celebren al Congreso de los Diputados.
Son muchos los dirigentes de Ciudadanos que piensan que la oportunidad de las elecciones catalanas del 21 de diciembre no se volverá a repetir. Con el Govern destituido, la autonomía incautada, el president y los consellers en el exilio o en la prisión, y todo el voto unionista concentrado en una única opción política, no fue suficiente para arrebatar al independentismo la mayoría absoluta. Además, Arrimadas durante todos los meses en que no hubo Govern no llevó a cabo ni una sola iniciativa política para construir una alternativa aunque era la ganadora de las elecciones.
Ese momentum difícilmente volverá y los aires de Madrid, piensan, le pueden ser más propicios.