Después de muchas temporadas ausente del primer plano del fútbol continental, el Fútbol Club Barcelona ha retornado con fuerza al grupo de cabeza. No ha logrado nada, ciertamente, solo ha generado esperanzas, pero ello no es poco en el mundo del deporte en general. La anterior etapa exitosa del club blaugrana se remonta al período 2006-2015, cuando fue capaz de conquistar cuatro Champions League en nueve años. Ha tenido que transcurrir una década de abstinencia de títulos europeos y de más de una vergonzosa y humillante derrota para que el club diera con las teclas necesarias para ser nuevamente candidato a todo. Líder en la liga española, semifinalista en la Copa del Rey y segundo clasificado en la liguilla clasificatoria de la Champions, solo por detrás del Liverpool, tiene posibilidades en las tres competiciones y afronta la fase decisiva de la temporada con un equipo enchufado y con ganas de títulos y una afición que después del sorteo de este viernes en Nyon, Suiza, sueña con plantarse el último día de mayo en la final de la Champions que se celebrará en Múnich.
Ciertamente, falta mucho para ello y antes tienen que pasar muchas cosas. De hecho, también puede acabar pasando que el Barça acabe, una vez más, la temporada en blanco y los tres títulos se esfumen. Habrá que ir, por tanto, semana a semana. Aunque las vibraciones del aficionado culé son a estas alturas muy diferentes después de que la última vez que llegó a semifinales, en el año 2019 frente al Liverpool, que le ganó en Anfield por 4-0 y de que en la ida en el Camp Nou el Barça hubiera ganado por 3-0 y pareciera que tenía una nueva final en la mano. A partir de ahí, el Barça entró en una depresión deportiva importante, acompañada de la marcha de Leo Messi, en 2021, el símbolo mundial de un club que siempre ha necesitado tener un referente en el terreno de juego para lograr grandes cosas. A partir de 2019 se tocó fondo, aunque los primeros destellos de este final turbulento se empezaron a vislumbrar, después de la Champions de 2015 disputada en el Estadio Olímpico de Berlín, donde derrotó a la Juventus por 3-1 y con un tridente ofensivo en el terreno de juego nunca repetido hasta la fecha por ningún equipo: Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar. La marcha del jugador brasileño al PSG parisino rompería irremediablemente lo que hubiera sido una era de dominio abrumador del Barça en el fútbol mundial.
Sin el entrenador Hansi Flick, difícilmente el nuevo Barça habría llegado donde está
El actual Barça está muy lejos de aquella excelencia y también de aquel oficio en el terreno de juego, pero tiene por delante una enorme oportunidad para emularlos. Con el canario Pedri en el centro de la construcción del fútbol, y una combinación de veteranos, Robert Lewandowski, Íñigo Martínez, Raphinha o Frenkie de Jong, o incluso por experiencia Dani Olmo, junto a una legión de jóvenes jugadores salidos de La Masia, con Lamine Yamal, Pau Cubarsí, Gabi, Alejandro Balde, Marc Casadó y Fermín López, entre otros. Un grupo capaz de reemplazar a los Piqué, Xavi Hernández, Iniesta, Busquets, Alba, Sergi Roberto, Mascherano, Dani Alves, Ivan Rakitić y tantos otros que fueron capaces de marcar una época. Pero si la diferencia respecto a estos últimos años reside en una generación de jóvenes jugadores con un potencial excepcional y la apuesta por liderar el equipo, un gran mérito reside en el entrenador Hansi Flick, sin el cual, difícilmente se hubiera logrado en tan poco tiempo.
El entrenador alemán, alejado de la presión mediática que siempre envuelve a un equipo como el Barcelona, supera esta situación, en parte, manteniendo el inglés como lengua de comunicación y hablando siempre tan solo de fútbol. Para Flick, eso de los entornos, siempre un foco de división y una mecha de confrontación a punto de ser encendida, tanto cuando las cosas van bien como, sobre todo, cuando van mal, es algo que le coge muy lejos. Ello no solo es un signo de madurez, sino de inteligencia, en un terreno tan envenenado y siempre repleto de ismos desde la época de Josep Lluís Núñez. A partir de esta semana, el Barça y el resto de los equipos con opciones de ganar títulos —en España, Real Madrid y Atlético de Madrid— abordan la fase más trascendente de la temporada y por primera vez en muchos años los tres pueden aspirar ahora a los tres títulos. El fútbol reparte ilusiones y permite soñar en todo ello. Pero, para algunos, el Barça es eso y mucho más. Por eso es más que un club.