Luis Bárcenas, el ex tesorero del Partido Popular, parece decidido a tirar de la manta e incluso a demostrar que el "M.Rajoy" que aparecía en los papeles de la contabilidad B de la formación conservadora es realmente Mariano Rajoy. Gerente del PP entre 1990 y 2008 y tesorero en 2008 y 2009 en que fue imputado por su implicación en el caso Gürtel, una de las tramas de corrupción vinculadas al partido dirigido consecutivamente por Manuel Fraga, Jose María Aznar, Mariano Rajoy y, ahora, por Pablo Casado, es, seguramente, el poseedor del mayor número de secretos -junto al fallecido Álvaro Lapuerta- de aquellos que se pueden llevar por delante a toda una generación política si no guarda silencio hasta llegar a la tumba.
Más de siete años han pasado de aquel SMS de Rajoy a Bárcenas en el que escribía el entonces presidente del Gobierno "Luis, sé fuerte" en unos sumarios que se han ido construyendo y ahora, por lo que parece, la cuerda se ha roto por la parte emocionalmente más dura para el exgerente y extesorero que no es otra que la entrada de su mujer, Rosalía Iglesias, en prisión el pasado mes de noviembre. También varios cambios de abogados a medida que Bárcenas iba siendo consciente de su papel como cabeza de turco. Así, empezó por letrados que le pagaba el partido a cambio de guardar un escrupuloso silencio a ir cambiando de abogado y pagárselo él mismo a medida que la situación se le iba complicando y nada salía como esperaba y le habían garantizado aquellos a quienes pocas cosas les han salido mal en sus relaciones con los tribunales.
Por lo que parece, la confesión de Bárcenas no va a ser ni mucho menos una explosión controlada sino una documentación detallada del cobro irregular y periódico de cantidades durante años de diferentes ministros del PP en la etapa de Aznar y de Rajoy y de miembros de la cúpula dirigente. Está buena parte del álbum de cromos de las escaleras del Palacio de la Moncloa en las diferentes tomas de posesión de los gobiernos entre los años 1996 y 2004 y entre 2011 y 2017. Cospedal, Trillo, Álvarez Cascos, Acebes, Arenas, o Rato, entre otros, han estado en esta lista de beneficiarios de dinero negro. Bárcenas ha explicado que se siente traicionado por el Partido Popular y por el compromiso de que su mujer no ingresaría en la prisión. Complicada papeleta la que se le presenta a Pablo Casado que ha guardado silencio hasta la fecha pero que deberá mover pieza si quiere quedar fuera de los daños colaterales de la explosión.
Acostumbrados a que no había campaña electoral en Catalunya en que no se intentara desestabilizar al electorado nacionalista o independentista publicando noticias que tras las elecciones quedaban rotundamente desmentidas -la de la cuenta de Xavier Trias en las municipales de 2015 y que le costó la alcaldía que le arrebató Ada Colau es, sin duda, el caso más flagrante y escandaloso- que el detonante surja del mismo corazón las filas de un partido español es toda una novedad. Bien es cierto que es por una confesión de una personalidad de sus propias filas y no por un papel apócrifo de algún órganismo policial pero la campaña del presidenciable Alejandro Fernández tiene un grave problema. Aunque es verdad que el PP catalán no es un actor ni mucho menos importante en las elecciones catalanas ya que se disputa con Vox la última posición.
Después de cuatro años en la prisión, Bárcenas va a empezar a cantar y a desempolvar la paz que había firmado con Rajoy o con los hombres que el ex presidente supuestamente le había enviado para negociar. Roto todo, la pieza que ofrece Bárcenas a la Fiscalía Anticorrupción para cerrar un acuerdo y sacar a su esposa de la prisión de mujeres de Alcalá-Meco, en la que ingresó el pasado 8 de noviembre para cumplir una condena de 12 años y 11 meses, es la de Mariano Rajoy.