Desde Vox y Falange y otras organizaciones similares, hasta Ciudadanos y el PSC —sí, sí, el de Pallach, Reventós y tantos otros—, pasando por el Partido Popular han anunciado su participación en la manifestación convocada para este domingo por Societat Civil Catalana en la plaza de Urquinaona, el centro de Barcelona, para denunciar el referéndum del pasado 1 de octubre, y con dos lemas fuertes: "Prou" y "Recuperem el seny". También es una llamada a que salgan a la calle a protestar lo que ellos definen como la mayoría silenciosa, esa que supuestamente les votaría a ellos y que siempre prefiere quedarse en casa. He creído oportuno explicar algunas cosas a los miles de personas que desde el resto de España han anunciado estos días su visita a Barcelona, hacerles una pequeña presentación.
En primer lugar, el sitio al que han sido convocados, la plaza de Urquinaona, lleva este nombre en honor a un obispo del siglo XIX, aunque su primera denominación fue plaza Nova de Jonqueres —conocida como Jonqueres—, algo que vale la pena recordar, aunque sea a título anecdótico. No ocupaba exactamente este espacio, sino que se nutría de lo que hoy son calles adyacentes y donde también estaban los Arcs de Jonqueres y el Torrent de Jonqueres.
Que sepan también que, como tierra de acogida que son Barcelona y Catalunya, son bienvenidos a expresarse libre y democráticamente en un país donde la cultura de la manifestación es intrínseca en sus venas y que ha demostrado en los últimos años que pueden celebrarse manifestaciones millonarias sin el más mínimo incidente. Algo que ha asombrado a Europa, año tras año. Desde esta mañana del sábado, hemos visto imágenes de trenes llenos desde diferentes zonas de España con destino a Barcelona y con banderas españolas. Que no les engañen: nadie les va a impedir llevarlas en Barcelona; incluso el pasado martes, el día del paro de país —del país nuestro, claro está—, del que quizás no se han enterado, porque las televisiones y la prensa escrita ofrecieron de él una información entre sesgada o nula, hay decenas de imágenes de jóvenes desfilando unidos con banderas independentistas, unos, y otros con la española. Protestaban por la violenta actuación policial del domingo, que cargó indiscriminadamente contra la ciudadanía que hacía cola en los colegios electorales.
Verán que de la seguridad de la manifestación se encargarán los Mossos d'Esquadra. Felicítenlos si pueden, porque con su brillante y rápida actuación impidieron el pasado mes de agosto que un comando terrorista ampliara la masacre de los días 17 y 18. En 72 horas lo desarticularon y de la docena de terroristas, ocho fueron abatidos y cuatro detenidos.
Han de saber también que estamos en contra de que hayan convertido Catalunya en un casi estado de excepción. Hemos pedido más democracia y se nos ha ofrecido a cambio más represión. Hemos pedido una mediación internacional y se nos ha dicho que no hay nada a hablar. Y la respuesta a la violencia policial ha sido levantar los brazos y decir "No tenim por". Sabemos que unos 10.000 policías esperan una orden para actuar, quién sabe si como el pasado domingo muchos de ellos, cumpliendo órdenes de unos mandos políticos incompetentes, de los que ya debería haber dado cuenta el ministro del Interior en el Congreso, en vez de felicitar a aquellos que han causado más de 800 lesionados, que han precisado algún tipo de atención médica.
Y también han de saber que Catalunya es plural, que no es violenta, que tiene una lengua y una cultura y, sobre todo, dignidad. Y que encontrará la manera de completar el proceso que ha iniciado. Con el mayor consenso posible, sin traumas, pero sin dar pasos atrás. Animando al diálogo, reclamando mediadores internacionales y tocando a la puerta de Europa. Sin prisa, pero con la convicción de que el rumbo que hay que poner es Bruselas y no Madrid.