La renuncia de la diputada Elisenda Alamany al cargo de portavoz en el Parlament del grupo de Catalunya en Comú Podem, a muy pocos meses de las elecciones municipales, no hace sino reflejar que la crisis de los comunes es mucho más seria de lo que hacía prever a principios de septiembre cuando abandonó todos sus cargos Xavier Domènech, alegando razones personales. Alamany, su mano derecha en la lista de las catalanas del pasado diciembre, ocupó el número dos de la candidatura y tiene un perfil nítidamente soberanista, que la pasada semana no hizo sino reforzar con la creación y presentación de una plataforma que pretendía reconducir el rumbo de una formación que se ha ido alejando progresivamente del soberanismo progresista.
Hoy los comunes ya no son aquella formación que, contra pronóstico, y después de una buena campaña electoral, arrebataron la alcaldía de Barcelona al exalcalde Xavier Trias por unos miles de votos de la mano de Ada Colau. Aquel aire fresco se ha ido diluyendo con una gestión errática en la que Colau ha sido incapaz incluso de trazar alianzas con otras formaciones para gobernar la capital catalana y de repensar un agotado modelo de ciudad. Sus iniciativas ciudadanas, cuando las ha tenido, se cuentan así por fiascos y su relación con los diferentes colectivos, tanto empresariales como asociativos, no ha podido ser peor. A ello hay que añadir una enorme habilidad por hacerse invisible cada vez que la ciudad ha tenido un contratiempo y una gran capacidad para trasladar el problema a otra administración. Esta falta de liderazgo y los errores cometidos la sitúan hoy lejos de revalidar el cargo que ocupa desde 2015.
Ahora, con la perspectiva del tiempo, se ve más clara la renuncia de Domènech, muy maniatado, seguramente, en la política a llevar a cabo en el Parlament. La carta de renuncia de Alamany al cargo de portavoz no puede ser más clara: "Lamento afirmar que estamos lejos de aquello que queríamos superar y que se replican dinámicas y posicionamientos políticos que recuerdan mucho a otros grupos parlamentarios que nos habían precedido". El dardo a sus compañeros de viaje de Iniciativa no puede ser más claro y directo y como ya sucedió en la anterior legislatura con los exdiputados Albano-Dante Fachin y Àngels Martínez, el final, seguramente, no puede ser bueno.