A la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hay que reconocerle una virtud por encima de todas las otras que, seguramente, tiene: la enorme capacidad para desaparecer del mapa, hacerse invisible, cuando hay un problema en la ciudad. O bien no está. O bien no opina. O ambas cosas a la vez. Algún asesor le debe de haber dicho que la ambigüedad da votos y que a unos meses de las elecciones municipales lo mejor es ponerse de perfil en el conflicto del taxi, no sea el caso que acabe molestando a los taxistas, a los trabajadores de los VTC o, simplemente, a algún barcelonés. Nunca nada es culpa suya. ¿Cuál es su opinión sobre la solución al conflicto? Se desconoce. Más allá de hacer responsable a la Generalitat de que aún no se haya alcanzado un acuerdo. Ayudaría mucho saberla, ya que encima de la mesa estarían las propuestas de la Generalitat, de los huelguistas y del Ayuntamiento.
Este lunes puede haber un enorme caos en Barcelona después de que los taxistas en asamblea hayan rechazado la propuesta de la conselleria de fijar una horquilla de tiempo de precontratación de los vehículos que sería siempre de al menos quince minutos, un intervalo que los ayuntamientos podrían alargar en sus municipios. Es evidente que con esta acción la Generalitat ya hace una diferencia entre los taxis y los VTC. Los taxistas consideran demasiado poco los quince minutos y plantearon al principio 12 horas de carencia, después seis y ahora no se sabe con precisión. Las diferencias son abismales, pero lo cierto es que la conselleria no tiene mucho margen si no quiere caer en el absurdo de que los VTC queden en vía muerta.
Los taxistas llevan varios días ocupando una arteria tan importante como la Gran Via y no hay visos de que el conflicto entre en vías de solución. Este lunes, puede extenderse por toda Catalunya si las previsiones de los sindicatos se acaban cumpliendo. Habrá que tener mucha paciencia este lunes, ya que la movilidad puede complicarse mucho y los accesos principales a la capital pueden ser un auténtico embudo.