El Procicat, este ente administrativo al que no se sabe muy bien como el Govern entregó las llaves del poder en Catalunya el pasado mes de marzo ante la súbita expansión de la pandemia del coronavius, ha acordado este martes por la noche, a las 21 horas, un confinamiento de cierre perimetral en las comarcas de la Cerdanya y el Ripollès, que entrará en vigor a las 00.00 horas de este miércoles y se prolongará durante 15 días, es decir, hasta el 6 de enero, día de Reyes.
Expertos de todos los colores tiene la administración catalana y me libraré mucho de criticar la medida que a estas alturas ya debe tener tantos defensores como detractores. Ni soy científico, ni soy médico, ni soy político... y tampoco soy miembro del Procicat. Tampoco soy ni de la Cerdanya, ni del Ripollès, ni tengo uno de los negocios que quedarán literalmente arrasados por esta decisión. Suelen ser estas fiestas las que ayudan a salvar una temporada ya de por si muy cuesta arriba. El toque de queda y los cierres perimetrales durante los fines de semana había dejado desiertas estas comarcas de turismo de invierno, excepto para aquellos ciudadanos que podían desplazarse el jueves y no regresar hasta el lunes.
Dicho lo que no soy, sí que soy un analista político y un curioso empedernido de cómo un gobierno se defiende en una situación tan complicada. Si la semana pasada el Govern de Catalunya a través del Procicat ofreció una sensación de ejecutivo blandengue que se había plegado a los intereses económicos -somos un país pobre, repetían como una letanía los consellers uno tras otro- este martes por la noche más que dar una sensación de equilibrar la balanza ha ofrecido una sensación de improvisación y de un cierto caos.
El día escogido para implementar estas medidas hubiera podido ser el fin de semana pasado y nos hubiéramos ahorrado, por un lado, enfermos; por otro, los sectores afectados hubieran sabido en tiempo y forma a qué atenerse. Y, finalmente, miles de familias no tendrían que estar desmontando precipitadamente su desplazamiento a estas dos comarcas que empezaron a organizar aún no hace tres días y cuando ya se sabía cómo se encontrarían la Cerdanya y el Ripollès este martes. Si los periodistas conocemos con varios días de antelación las cifras que se ofrecen -la famosa RT- desde la Generalitat se podía hacer algo más que una rueda de prensa a las 21 horas de este martes. Seguro que sí.