Hemos publicado este lunes por la noche, pocas horas antes de que se prohíba la difusión de sondeos electorales, cosa que sucederá a las 00.00 horas del martes, la última encuesta de Feedback para ElNacional.cat sobre expectativas de voto en la ciudad de Barcelona y que ha sido realizada hasta las 14 horas. La ley electoral española obliga a que estemos a oscuras sobre la evolución del voto de estos últimos días, algo que es una absoluta anomalía en pleno siglo XXI, pero que satisface enormemente a los partidos. En un momento político en que el porcentaje de los mal decididos es tan alto, aún está por encima del 18% y son más de 200.000 personas, y dado lo apretado de la cabeza por llegar primero en la capital catalana, nada está totalmente decidido. Si las elecciones municipales se celebraran hoy, el candidato de Esquerra Republicana llegaría primero a la línea de meta. Después de tres sondeos en las últimas dos semanas, Ernest Maragall ha ido progresivamente abriendo una brecha frente a su principal rival, Ada Colau, que si no pierde en estos cuatro días de campaña, puede acabar siendo definitiva.
Algo más de 30.000 votos a favor de Maragall, una percepción entre los barceloneses de casi el 60% de que la ciudad está peor que hace cuatro años, unas expectativas de que será la lista más votada y, finalmente, por primera vez, la convicción entre los barceloneses de que será el próximo alcalde y no Ada Colau le otorgan una cierta ventaja. Algo que, por otro lado, se le volverá en contra en los días que faltan y, muy probablemente, en el debate de esta noche en TV3 donde tendrá que preservar este resultado con tres partidos con los que hace frontera Esquerra, los comuns, el PSC y Junts per Catalunya. Algo de nervios ya se evidencian en la candidatura de la alcaldesa Colau, que este lunes ha dejado abierta la posibilidad a no continuar en el consistorio si no gana las elecciones y no consolida el cargo durante cuatro años más. Un tema, el de la retirada, que ya le salió mal en su día a Manuel Valls, el candidato de Ciudadanos muy desaparecido en la campaña, y que también viene repitiendo el popular Josep Bou. Los tiempos también cambian, antes los candidatos se quedaban, ganaran o perdieran, pero debían ser, seguramente, más románticos, menos interesados.
La ventaja de Maragall se sustenta en dos coordenadas: la primera, que el PSC mantiene una fuerza que no tenía antes de las españolas ganadas por Pedro Sánchez y cada vez que el presidente del gobierno entra en campaña impulsa la candidatura de Collboni restando votos a los comuns y favoreciendo a los republicanos. Lo mismo sucede en el cruce de votantes entre JxCat y ERC donde el tándem Forn-Artadi, por ejemplo, no rasca votos para ser una alternativa sólida y con opciones de victoria en el consistorio. Un sentido inverso al del president Puigdemont, que por allí por donde pasa roba sufragios a todos los partidos que no son de derechas en las elecciones europeas.