La encuesta publicada este domingo en El Nacional sobre Felipe VI, Juan Carlos I, una hipotética abdicación del jefe del Estado, la necesidad de juzgar al rey emérito y un referéndum sobre monarquía o república aporta tantos resultados negativos para la familia real española que lo menos que cabe decir es que la fractura que se produjo de la institución con la sociedad catalana en octubre de 2017 no solo no se ha reducido sino que se ha ensanchado hasta hacerse del todo imposible un mínimo reencuentro. La valoración de 2,73 a Felipe VI es de una contundencia tal y tan transversal que solo los votantes del PP le aprueban, cosa que no hacen obviamente los partidos independentistas pero tampoco Cs ni PSC ni los comunes.

Parámetros igual de negativos se producen a la hora de abordar si los casos de corrupción que se han conocido deberían provocar la abdicación de Felipe VI —un 56% está a favor y un 35,6% en contra, destacando la posición socialista partida en dos mitades iguales—, la convicción del 85% de los catalanes de que Juan Carlos I ha delinquido o el pronunciamiento a favor de la república en un referéndum del 69%, siendo solo favorables a la monarquía los votantes del PP.

Todo apunta a que la monarquía española ha entrado en un bucle de descrédito que se ha amplificado con los casos de corrupción, pero que tiene su origen en la radical posición de Felipe VI en su mensaje televisado del 3 de octubre de 2017. Las continuas revelaciones de casos de corrupción del rey emérito, ante los que Felipe VI ha sido incapaz de tomar distancia y colocar una red de seguridad para no quedar calcinado, sitúan por primera vez el debate sobre la jefatura del Estado y la elección de monarquía o república no como una quimera sino como algo plausible en el futuro inmediato.

Solo una salida acordada sobre el conflicto político en Catalunya podría enderezar esta situación que afecta de manera muy importante a la primera institución del Estado. Las visitas turísticas de los monarcas a la España en crisis al estilo de las de Manuel Fraga cuando la bomba radiactiva de Palomares y la contaminación del Mediterráneo son fotos para los telediarios y la prensa de papel, pero poca cosa más. Así no hay institución que se reflote en el siglo XXI.