En el numerito de partido pequeño, rebelde y amotinado protagonizado por los consejeros de economía del Partido Popular, abandonando la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera que debía aprobar la quita de la deuda contraída con el FLA, están muchas de las explicaciones de por qué el partido de los conservadores españoles no es capaz de superar su techo electoral y convertirse en una alternativa de gobierno sólida e incuestionable en España. Hay muchas maneras de hacer política, pero ahora que tanto los socialistas como los populares tienden a recurrir siempre a Josep Tarradellas i Joan, el 125º president de la Generalitat que representó a la institución en el exilio entre 1954 y 1977, sería bueno que recordaran una de sus frases más célebres: "En política se puede hacer de todo menos el ridículo". Y ausentarse de una reunión para dar muestras de que no puede haber acuerdos con los independentistas catalanes es una manera grotesca de estar en la vida pública y de frivolizar lo que representa la defensa del interés general.

Si, además, esta renuncia a estar presente la haces con red, ya que nada te acabará pasando factura porque la condonación se aprobará igualmente sin tus votos y, por tanto, las comunidades del Partido Popular acabarán teniéndola, es un fraude a los ciudadanos y, por tanto, votantes. Porque, en definitiva, la composición del Consejo de Política Fiscal y Financiera otorga un voto de calidad al gobierno español, que tiene el 50%, y el otro 50% al conjunto de comunidades autónomas. O sea, que tan solo con una ya supera la mayoría necesaria, y en la reunión de este miércoles se quedaron las cuatro que no son del PP: Catalunya, Castilla-La Mancha, Navarra y Asturias, frente a las once que gobiernan los populares, además de en las ciudades de Ceuta y Melilla. Veremos si además del numerito se produce alguna renuncia al dinero de la quita y los intereses que se van a ahorrar o, por el contrario, tienen bastante con el espectáculo realizado. Pongo solo un ejemplo: ¿a cuántos de los 18.791 millones de euros de la quita va a renunciar el presidente de Andalucía, Juanma Moreno? ¿Y a cuántos de los 11.210 millones de euros de condonación con el FLA que le corresponden, el presidente del País Valencià, Carlos Mazón?

Veremos si además del numerito, alguna autonomía del PP renuncia al dinero de la quita y los intereses que se va a ahorrar

Podríamos seguir y solo encontraríamos la duda de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que juega en una liga aparte, puesto que nunca ha tenido necesidad de acogerse al FLA y no tiene una deuda con este fondo no por razones de buena gestión sino de capitalidad, otro tipo de guerra política. En el reparto de la quita del Ministerio de Hacienda, Madrid se beneficiaría de 8.644 millones, ya que el Estado asumiría, en este caso, parte de la deuda que tengan con terceros. Al final, lo que les molesta a las comunidades del PP es que la condonación sea fruto de un acuerdo entre el gobierno español y Esquerra Republicana como resultado de la investidura de Pedro Sánchez. Lo dije desde el primer momento que se supo: la quita de 17.104 millones a Catalunya es una buena noticia, igual que los cientos de millones que la Generalitat se ahorrará en intereses. Pero, al mismo tiempo, no hay que olvidar la tremenda injusticia del sistema de financiación actualmente vigente y el enorme espolio fiscal del Estado con Catalunya que, según las últimas cifras del gobierno anterior, el de Pere Aragonès, ya ascendía a 22.000 millones anuales.

Con esta expropiación permanente del dinero de los catalanes, las gracias al gobierno español no hay que dárselas. Tienen la paella por el mango y el tiempo ha demostrado que, con ello, la capacidad de cerrar el grifo del dinero que necesita Catalunya y ahogarla financieramente. Hasta hacer que una comunidad con musculatura suficiente para afrontar situaciones complejas esté permanentemente indefensa para dar respuesta a las necesidades de sus ciudadanos. Esa es la verdadera batalla que hay que hacer y que debería realizarse lo más colegiadamente posible para obtener el mejor resultado. Reclamar que sea como el País Vasco, donde desde el PP hasta Bildu defienden el concierto económico, no debería ser una utopía. Esa batalla hay que darla porque es la única que tiene sentido dar en estos momentos. Y se debe dar con mirada amplia y máxima ambición. Es el momento para ello y hay las mayorías parlamentarias para conseguirlo. Difícil, sí, pero no imposible.