Hubo un tiempo en que la política era una profesión, incluso con un cierto reconocimiento a los que se dedicaban a ella. Errores propios y ajenos, crisis económicas y avance de los populismos de derechas e izquierdas hicieron que esa percepción se pasara casi al lado contrario: es un mérito no haberse dedicado a la política para estar en la cosa pública. No hay un sistema perfecto, sin duda, pero la confección de las candidaturas electorales de aquí y de allá está buscando y rebuscando en todas las áreas menos en la de los propios partidos que, lejos de ser una cantera de futuros políticos, acaban siendo básicamente un problema. En los últimos días, hasta cuatro personas diferentes me han comentado que han sido tentados y tentadas para incorporarse a candidaturas diferentes del arco parlamentario y todos ellos y ellas por más de una formación política. Alguno, incluso, acabará sumándose a alguna lista y su decisión acabará dependiendo de la mejor oferta que reciba. Así de sencillo.
Serán, en este aspecto las elecciones españolas, municipales y europeas toda una caja de sorpresas, ya que nadie se resiste a los fichajes. En Catalunya, el último especialmente sonado ha sido el de Cayetana Álvarez de Toledo, tertuliana conocida y polémica que ha acabado de número uno del PP por Barcelona. Pablo Casado cree que es una buena cabeza de cartel aunque de Catalunya sabe, básicamente, que hay independentistas, a los que quiere combatir, y que se habla catalán, algo que le da bastante igual ya que ella habla castellano y ya tiene bastante. ¿Y su expediente político? Fue diputada en la IX (entre 2008 y 2011) y en la X legislatura (de 2011 a 2015). Su actividad parlamentaria fue escasa, sobre todo en la segunda de sus legislaturas, en la que no consta que realizara ninguna pregunta oral, ninguna solicitud de comparecencia, ninguna petición de informes y ninguna solicitud de comisión, subcomisión o ponencia. Eso sí: 9 preguntas escritas. Todo, para competir con Inés Arrimadas.
Ciudadanos, para solventar su falta de talento ha recorrido, por ejemplo, a Marcos de Quinto para hacer tándem con Albert Rivera en Madrid. ¿Quien es Marcos de Quinto? En su currículum aparece que fue vicepresidente de Coca-Cola hasta septiembre de 2018, cuando trasladó su residencia a Portugal, donde, casualmente, pagaba menos impuestos que en España. Una de sus sociedades presenta un balance más que dudoso: captó subvenciones en 2016 y 2017 por un importe que triplica la cifra de negocio. El primer impacto positivo logrado ha acabado siendo un problema imprevisto. Los fichajes tienen en ocasiones eso: deslumbran durante unas horas y los problemas duran bastante tiempo más.
Y completa este mercado primaveral quien más ha fichado, Vox, que era quien menos equipo tenía. Vox pesca en todos los caladeros de la derecha extrema pero llama la atención el número de militares de alta graduación en la reserva o en algún caso en excedencia que ya han sido anunciados. Tres generales de Tierra, Mar y Aire encabezando las listas de Cádiz, Castellón y Alicante; otro general de división del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra, número uno por Pontevedra, un coronel de Infantería por Melilla e incluso un legionario del que aún no se ha facilitado su identidad. Si Vox obtiene una representación parlamentaria importante nunca habrá habido tantos militares en el Congreso desde el final de las Cortes franquistas.
Por cierto, Ciudadanos, que no quiere ser menos que Vox, también ha anunciado el fichaje de un comandante de artillería en la reserva en una de sus candidaturas. Más que un nuevo aire parece otra cosa. Con permiso de la Junta Electoral Central.