La militancia de Esquerra Republicana decidirá este viernes si hace president de la Generalitat al socialista Salvador Illa o, por el contrario, vota no y obliga a la dirección a replantear el 'sí' otorgado al primer secretario del PSC. La avalancha de votos afirmativos anunciados en las redes sociales por lo que es el entramado dirigente del partido republicano es muy importante. Y, en consecuencia, si hacemos caso a lo que han expresado estos cuadros de la organización, el 'sí' tiene que ganar la consulta, ya que lo contrario sería todo un revolcón a la cúpula republicana que no forma parte de su guion después de las múltiples asambleas informativas de militantes que se han celebrado.

A partir de las 19 horas de este viernes está previsto que se conozca el resultado de la consulta, que —de ser afirmativo— llevaría al paso siguiente previsto en la investidura de un candidato, que consistiría en que Salvador Illa comunicaría al president del Parlament, Josep Rull, que ya está en condiciones de aceptar un encargo para someterse a la votación en el Parlament. Tal como es preceptivo y de acuerdo con los precedentes, Rull abriría una ronda de contactos con los grupos parlamentarios que desembocaría en un pleno de investidura para los días 7 y 8, o sea, el miércoles y jueves de la semana próxima. Dada la correlación de fuerzas existente en la cámara catalana, Salvador Illa ganaría la investidura si votaran afirmativamente todos los diputados del PSC, Esquerra y los Comuns, que suman 68 parlamentarios, el número imprescindible que necesita para ser escogido en primera votación, con mayoría absoluta.

Aunque a medida que han ido pasando las horas desde que se anunció el acuerdo de Esquerra con el PSC se han ido rebajando las expectativas, se ha dejado de hablar de concierto económico y se ha puesto muy en duda que Catalunya salga totalmente del régimen común —que es lo establecido en el sistema de financiación actual—, los dirigentes republicanos han respondido que tienen suficiente fuerza para obligar a los socialistas catalanes y españoles a cumplir lo acordado. Incluso la secretaria general, Marta Rovira, se expresó este jueves en términos diferentes respecto a fechas anteriores, reconociendo que es un acuerdo "difícil de digerir" pero que no pueden quedarse estancados por miedo a que los socialistas no cumplan.

El mayor riesgo para Esquerra sería que el documento firmado quedara en una declaración de intenciones sin posibilidades de materializarse

Más allá de la votación de los republicanos, la posición claramente contraria de los barones territoriales socialistas al pacto alcanzado por el PSC y el PSOE con Esquerra abre un frente nada menor y que afecta claramente a la evolución de lo que se ha firmado. El mayor riesgo para Esquerra sería que el documento firmado quedara en una declaración de intenciones sin posibilidades de materializarse. Bien porque el timing de la política en Madrid fuera por otros derroteros y lo acordado para 2025 y 2026 ya no fuera un Gobierno Sánchez el que lo tuviera que gestionar, o bien porque la revuelta en las filas socialistas lo hiciera inviable.

No estamos hablando de situaciones impensables, sino más bien de escenarios posibles, dada la fragilidad política del PSOE y la situación judicial de Pedro Sánchez, con causas abiertas en los tribunales que afectan a su mujer, Begoña Gómez, y a su hermano, David Sánchez. Para rebajar la tensión en el seno de la familia socialista, el presidente ya ha hablado de una especie de café para algunos, que podrán clonar el modelo financiero ofrecido a Catalunya. Pero tampoco ha dado muchos detalles. En cualquier caso, no los suficientes. Sobre todo, para una cuestión tan trascendental.