Primero la buena noticia: ya no hay ningún herido crítico por los atentados de Barcelona y Cambrils. Los servicios médicos catalanes han conseguido sacar de esta situación a las últimas víctimas que restaban en los diferentes hospitales en que aún están hospitalizados los heridos. Aunque creían y proclamaban en despachos oficiales que "les hemos destrozado el sistema sanitario", el resultado, por suerte, no ha sido este. Los servicios de emergencias catalanes son también los héroes anónimos de aquellos días. Un honor que comparten, entre otros, con los Mossos d'Esquadra por más que se encuentren inmersos en la mayor campaña de desprestigio de un cuerpo policial orquestada con fines despreciables que uno es capaz de recordar después del mayor éxito policial que uno es también capaz de recordar en un tema terrorista: en cuatro días se desarticuló un comando de 12 personas que acabaron detenidos o abatidos en diferentes operaciones policiales.
La portada conjunta de la prensa escrita española convierte ciertamente el papel de los media en un caso único y digno de ser estudiado. Como el apoyo de la Asociación de Medios de Información, que agrupa a los editores españoles de diarios, y que en defensa de la libertad de expresión arropa a un diario cuando fabrica interesadamente un documento con membrete oficial incluido y atribuido primero a la CIA y después a otro organismo de seguridad de Estados Unidos. Habrá quien diga que todo vale. Mientras eso sea así, muchos otros deberemos decir que no todo vale. Que como ejercicio de distracción y de intoxicación periodística podemos seguir hablando del papelín de marras y de si hubo errores de los cuerpos de seguridad. Pero quizás ha llegado el momento, como sucede allí donde se producen atentados, de empezar a hablar de los terroristas y de que se nos empieze a informar de Abdelbaqui es Satty, el imán de Ripoll de pasado tan turbio que en los archivos policiales españoles tenía un amplio dossier desde 2005 y que para la policía catalana era un gran desconocido.
Es Satty era el cerebro, reclutó y adoctrinó en un tiempo récord a un grupo de jóvenes de Ripoll de origen marroquí que acabaron conformando la célula yihadista. Su papel está rodeado de un silencio policial importante. Nada se filtra, nada de sabe. Y quien podría informar con conocimiento de ello quizás lo haga a la Audiencia Nacional, que es la que instruye el caso. Pero no a la prensa. Es Satty murió en Alcanar en la explosión de las bombonas de butano de la víspera del atentado de Barcelona y, en consecuencia, tampoco sabremos nada por él. ¿Es una carpeta cerrada? No debería serlo. Hay un cadáver pero muchas preguntas sin respuesta sobre Es Satty. El terrorista X de este puzle y del trágico atentado. Al lado del caso de Es Satty, el planificador del atentado hasta donde sabemos, qué quieren que les diga, lo demás parece todo muy pequeño. Y, sobre todo, muy interesado.