La reelección de Elisenda Paluzie para la presidencia de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), por más del 85% de los votos del secretariado, es tan abrumadora que debería zanjar cualquier debate en el seno de la organización. Paluzie, que ya fue la más votada por los miembros de la ANC el pasado domingo y superó en algo menos de un millar de votos al exdiputado de la CUP Antonio Baños, tiene por delante dos años de mandato y dos puntos principales en su programa: una mayor fiscalización de los partidos independentistas y el apoyo electoral tan solo a aquellas formaciones que apuesten por la vía unilateral para alcanzar la independencia.
ANC y Òmnium han sido las dos entidades cívicas que han canalizado las ansias de mayor libertad de un amplio sector de la sociedad catalana desde 2012, entonces presididas por Carme Forcadell y Muriel Casals. La primera cumple hoy condena en la prisión de Wad-Ras por sedición y la segunda falleció en 2016 víctima de un desgraciado accidente. A Forcadell y Casals les sucedieron Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, que igual que la expresidenta del Parlament, están en la prisión de Lledoners. El testigo lo recogieron Elisenda Paluzie y Marcel Mauri con desigual fortuna, ya que mientras la primera organización no ha podido escapar a periódicas disensiones internas, Òmnium ha transitado esta última etapa con el mismo consenso interno de los últimos años. También han ido adoptando estrategias diferentes: la primera, intentando marcar de cerca a los partidos independentistas y, la segunda, haciendo más de paraguas de todos ellos y buscando recoser discretamente diferencias.
Paluzie tiene carta blanca tras su reelección para desarrollar su programa y su principal punto, que no es otro que la apuesta por la unilateralidad. Con el actual mapa de partidos y las diferentes estrategias de cada uno, este objetivo, hoy por hoy, no parece probable, ni posible. Tampoco es recomendable que la ANC acabe concurriendo por su cuenta a las próximas elecciones catalanas, ya que se corre el riesgo de que la dispersión del voto sea tan alta que la victoria en votos acabe siendo penalizada en el cómputo de escaños.
Deberá, por tanto, la nueva ANC y el tándem que la dirigirá, Paluzie y David Fernàndez Aguilera, actual vicepresidente del Cercle Català de Negocis, si quiere que su estrategia no embarranque, aprovechar los ánimos renovados de su victoria para empujar con mayor ahínco que en el pasado en el camino trazado e intentar recuperar mayores dosis de autoridad y de consenso. El 85% de los votos logrados es una señal positiva y un innegable mensaje de apoyo por parte de la organización.