Cuando se repase, sin las prisas de la actualidad informativa diaria, la capacidad de movilización del independentismo catalán durante estos últimos años será difícil no poner en valor tres de sus características más destacables: la perseverancia, la ambición y la disciplina. Y el civismo, claro está. Aquella actitud que permite que un movimiento cívico de carácter claramente pacífico movilice multitudes sin el más mínimo incidente.
Si entre 2012 y 2017 ha sido capaz de efectuar cada 11 de Setembre concentraciones que no han tenido parangón en Europa, desplazar en un gélido día de diciembre desde Catalunya a Bruselas alrededor de 45.000 personas, según la policía belga, es un hito sin precedentes y que pone de manifiesto que el problema catalán acabará siendo, lo quieran o no las autoridades comunitarias, un problema también europeo. La caravana catalana se mueve con aquella firmeza que da la convicción en valores sólidos, alejados a estas alturas de cualquier equidistancia y sabiendo que la batalla que tiene en el horizonte será más larga de lo que pensaban.
El proceso no está kaputt, como declaró Soraya Sáenz de Santamaría el pasado miércoles en el Congreso. El 155 ha expulsado al independentismo del gobierno de las instituciones que había ganado en las urnas y el Estado ha convocado unas elecciones desiguales para algunos de los contendientes. Un candidato está en el exilio (Puigdemont) y otro en prisión (Junqueras). Y se persigue al independentismo en todos los frentes. Pero no está kaputt como artificialmente se predica desde instancias oficiales.
Lo demuestra la movilización de este jueves en Bruselas donde gentes de todas las edades y rincones viajaron hasta Bruselas. No era una manifestación de ricos, como despectivamente se repetía desde una televisión española. Era simplemente una manifestación de la Catalunya que no quiere que su dignidad sea atropellada y que no está dispuesta a resignarse al secuestro de sus instituciones. Que está presta a levantarse pacientemente, quizás sí. Sin perder de vista el objetivo final.