El archivo de las tres últimas denuncias que aún estaban abiertas contra los profesores del IES El Palau de Sant Andreu de la Barca, por parte del juzgado número 7 de Martorell, a los que se acusaba de presunto menosprecio a alumnos hijos de guardia civiles después del referéndum del 1 de octubre, pone punto y final a una persecución exclusivamente ideológica a los docentes de este centro. Zanja el tema judicial pero no resarce ni mucho menos el enorme daño realizado a los maestros que se han visto afectados, al centro escolar que ha sido vilipendiado, al modelo educativo de Catalunya y, en última instancia, el deterioro de la convivencia, buscado o no, por aquellos que más azuzan la división, la crispación y el odio.
Durante casi dos años se ha tenido en vilo a unos profesionales de la educación que tan solo hicieron su trabajo, sobre quienes pesaba una causa judicial en la que eran investigados por delitos de odio y contra la integridad moral. Estas tres últimas denuncias ahora archivadas formaban parte de un expediente que afectaba a nueve maestros, quienes durante todo este tiempo han vivido con la amenaza de poder ser condenados. Todo ha sido una enorme barbaridad amplificada de una manera vergonzosa y nauseabunda por políticos unionistas y medios de comunicación españoles. El 29 de abril de 2018, El Mundo publicaba un amplio reportaje que llevaba por título "Los 9 maestros catalanes de la infamia". Albert Rivera jaleaba la información, en la que aparecían fotografías de los docentes con un tuit nada inocente: "Los maestros separatistas que señalaron públicamente a hijos de guardia civiles en Catalunya".También hay otro, hay muchos más, pero por citar alguno más, en el que escribe: "Espero que la justicia actúe contra la persecución separatista a las familias de servidores públicos en Catalunya. Si queremos mantener la dignidad democrática no podemos permitirnos profesores que acosen a niños y siembren odio en las aulas".
Estas declaraciones del partido naranja en un momento en que la imagen de Rajoy como presidente estaba bajo mínimos, Sánchez languidecía en la oposición y Rivera era la gran esperanza de las élites empresariales y mediáticas para acceder a la Moncloa, supusieron encender la mecha de la persecución hacia un centro escolar determinado y contra toda la escuela catalana. Se hizo sin rubor alguno, destrozando familias, atemorizando a los docentes de una manera tan exagerada que, al acabar el curso escolar de 2018, ocho de los nueve profesores denunciados por el 1-O pidieron el traslado a otro centro. Unos meses antes habían aparecido en el instituto unas pintadas con spray negro tachando de "nazis" y "ratas" a los nueve profesores acusados por la fiscalía.
Hubo una instrumentalización del caso desde fuera al que se prestaron varias familias y que tomó fuerza judicial con la intervención de la fiscalía junto a la política y la mediática. Ahora, Ciudadanos ya empieza a ser conocida en toda España y ha perdido aquella vitola de impunidad, como se ha visto en el reciente escándalo protagonizado por Arrimadas y otros dirigentes naranjas en la manifestación del Orgullo LGTBI celebrada en Madrid. De "partido del odio" se le ha llegado a calificar, cuando hace unos meses Cs era aplaudido por el mero hecho de propagar mentiras y más mentiras sobre Catalunya. Algo se ha avanzado pero nunca olvidarán lo que han pasado los profesores del IES El Palau.