Nunca segundas partes fueron buenas y los que quisieron despreciar en junio de 2016 el resultado del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido dentro de la Unión Europea comprueban 42 meses después que eso era exactamente lo que querían los ciudadanos del Reino Unido. El papanatismo de aquellos que desprecian lo que no les gusta y que se han pasado todo este tiempo asegurando que los ciudadanos no sabían lo que habían votado en aquel referéndum, y vaticinando todas las plagas posibles si se acababa consumando esta salida de la UE no ha hecho más que engrandecer el fenómeno Boris Johnson. El líder conservador no solo ha ganado las elecciones este jueves sino que, literalmente, ha arrasado y ha llevado a los laboristas a una crisis sin precedentes después de obtener el peor resultado desde los años treinta del siglo pasado.
El Reino Unido se irá, como fecha tope, el 31 de enero. No es una buena noticia para la UE pero es lo que han querido sus ciudadanos. Tampoco debería costar tanto de entender: Europa es un barco a la deriva con unas instituciones mastodónticas, incapaz de tomar decisiones valientes, y se limita a actuar como un club que piensa más en cada uno de los países socios que en todos los europeos. El reparto de eurocomisarios es una prueba: ¿cómo puede ser que Josep Borrell haya llegado a ser el jefe de la diplomacia cuando es justamente su antítesis y ha cerrado su gestión en el Ministerio muy por debajo de todos sus predecesores? Leo que la UE se siente aliviada por la victoria de Johnson, que resuelve el Brexit. ¡Menuda estupidez! Lo que tendrían que hacer es preguntarse por qué ha pasado, aunque ya sea demasiado tarde.
Gana Johnson, pierde Europa y se abre una oportunidad para un referéndum en Escocia y quién sabe si también para otro sobre la reunificación de Irlanda, como ya ha avanzado el Sinn Féin. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ya ha puesto el pie en el acelerador después de que el Partido Nacionalista Escocés (SNP) haya obtenido 48 de los 59 escaños en disputa, 13 más que en las últimas elecciones. Sturgeon ha advertido a Johnson que piensa hacerlo, aunque sea unilateralmente, si Londres se opone. Será un pulso interesante ya que además una Escocia independiente se quedaría en la UE, lo que despierta también algo más que interés en Bruselas. En cualquier caso, la batalla entre Johnson y Sturgeon será muy seguida, por razones obvias, en Catalunya y en Madrid.
En Irlanda del Norte, los partidarios de la reunificación han obtenido más escaños (nueve) que los defensores de permanecer en el Reino Unido (ocho), algo que nunca había ocurrido desde 1921, fecha en que la partición de la isla creó dos territorios separados. Demasiadas cosas tienen un aroma diferente aunque los inmovilistas sigan haciendo ver que todo continúa igual.