Atribuye la historia, o más bien la leyenda, a Sant Pancraç (San Pancracio) un papel decisivo en la victoria de Jordi Pujol en 1980, cuando nadie daba un duro por el líder nacionalista que venía de perder tres elecciones seguidas, las españolas de 1977 y 1979 y las municipales, también de 1979. Pese a estos reveses, Pujol afrontó las primeras elecciones catalanas con mentalidad de victoria, representando valores de una Catalunya silenciosa, y soldando los de la Catalunya alejada ideológicamente de la izquierda con las demandas de las clases medias y de la Catalunya no metropolitana. En un artículo publicado en diciembre de 1979, que se encargó de ir repitiendo machaconamente durante su presidencia de 23 años e incluso repartió a los diputados del Parlament en uno de los plenos antes de dejar el cargo en 2003, escribía: “Procedo de familias que en sus casas tenían una imagen de Sant Pancraç colgada en la pared. ‘Sant Pancraç, doneu-nos salut i feina’”.
Han pasado los años, el laicismo ha desplazado aquella Catalunya cristiana y los valores de la sociedad catalana han ido mutando o, al menos, la apariencia y la lectura de los medios de comunicación y la televisión parecen decir eso. Escuchando a la dirección de Junts per Catalunya anunciar que mantenían su desconfianza en Pedro Sánchez, pero que tenían toda la fe en el mediador internacional, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo, después de insistir una y otra vez en que era difícil creer que el PSOE actuará de otra manera; y que, pese a todo, están dispuestos a hacer un último esfuerzo y, por ello... retiraban la cuestión de confianza, a uno le cuesta encontrar en el santoral a qué santo o santa se habrán encomendado para una jugada tan arriesgada. Arriesgada para mantener la credibilidad de aquel axioma tantas veces predicado de cobrar por adelantado para pasar al actual "ja ho trobarem": ¿se han encomendado a San Expedito, al que muchos creyentes rezan en situaciones extremas? ¿A San Antonio de Padua, conocido como el santo de los milagros? ¿O, quizás, a San Judas Tadeo, figura última en la lista de los doce Apóstoles, el santo de todos los imposibles, patrón de los casos difíciles y desesperados?
Junts ha comprado promesas, porque no hay acuerdos anunciados ni fecha de materialización de temas tantas veces anunciados como el catalán en Europa, la inmigración o la nueva financiación autonómica para Catalunya en forma de concierto económico, tras constatar que no quería romper todas las amarras con el PSOE y que unas elecciones no le ofrecían un escenario mejor, con el PP muy lejos de poder desprenderse de los votos de Vox. Es algo así como cambiar la centralidad aritmética actual por la irrelevancia, ya que ninguna encuesta acerca a Alberto Núñez Feijóo a los 160 escaños en el Parlamento español, una cifra que rebajaría la importancia y la necesidad del partido de Abascal. El PSOE recupera oxígeno, quizás no tanto como dice el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que el sábado proclamó en Granada que Pedro Sánchez iba a agotar la legislatura y que el gobierno duraría hasta 2027, pero los de Puigdemont han apostado por entrar de lleno en la realpolitik. El 2027 queda muy lejos, pero es evidente que Sánchez, tan preocupado por un calendario incierto, ha arrancado un suelo para sortear, sin sobresaltos políticos —veremos si judiciales— escenarios electorales este 2025.
Junts ha comprado promesas tras constatar que no quería romper amarras con el PSOE y que unas elecciones no le ofrecen un escenario mejor
Mientras Junts deshojaba su particular margarita, el gobierno español aprobaba la condonación de una parte de la deuda del FLA a las autonomías. En total, 83.000 millones que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció después de que el presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, explicara que la condonación a Catalunya era fruto de un acuerdo de su partido y el gobierno español y que ascendía a 17.104 millones de euros, una quita del 22%. Según las previsiones de Montero, Catalunya será la segunda autonomía con más dinero condonado, detrás de los 18.791 millones de Andalucía y el País Valencià, la tercera, con 11.210 millones, por encima de Madrid con 8.644. Un café para todos, muy en línea con el discurso de Sánchez, que no por ello deja de ser importante para las arcas de la Generalitat. Otro debate, que siempre se esquiva, es esa especie de beneficencia financiera con el persistente déficit fiscal que arrastra Catalunya y que la Generalitat del momento elevó, en septiembre de 2023, a casi 23.000 millones. En estas condiciones, hablar de condonación del FLA tiene un punto de perverso.
Destacar, como cosa positiva, el acuerdo alcanzado entre los gobiernos español y catalán en la Comisión bilateral para ampliar la plantilla de Mossos d'Esquadra hasta los 25.000 efectivos en 2030 y la mejora de los servicios de la Administración de Justicia, con 60 nuevos jueces entre 2025 y 2028 para paliar la actual situación, con Catalunya a la cola en el número de jueces por habitante. Son dos decisiones importantes que permitirán, sin duda, al president Salvador Illa defender que la política sin estridencias, con aliados propios en Madrid, da resultados.