Uno tiene que pasar unas cuantas páginas y atravesar anuncios sobre la disfunción eréctil y la eyaculación precoz, hasta encontrarse con los dos editoriales del diario El País de este domingo. Ninguna sorpresa: no hay referencia alguna a la multitudinaria manifestación del sábado en las calles del centro de Madrid en defensa del derecho a la autodeterminación y para reclamar la libertad de los presos políticos y el retorno de los exiliados. Una discreta foto en portada es la única llamada en primera página y la aportación de que, según sus estimaciones -que no explica en qué se basan-, unas 55.000 personas se habían concentrado en lo que tilda de "protesta independentista". Debajo de los editoriales, por tanto en un sitio muy noble, hay un artículo sobre si los votantes catalanes sabrán antes de las elecciones del 28-A para qué valdrán sus votos. El tono del artículo lo da esta frase: "¿Logrará el Junqueras-mártir imponerse al Puigdemont-vividor-de-Waterloo?". Ese es el timbre del otrora medio informativo importante.
El segundo diario de la capital española, El Mundo, le da un tratamiento a la manifestación, en cuanto a espacio, algo más generoso en portada y en un editorial tilda de "jaimitada" la concentración "para interferir en el juicio el 1-O". Dice que fue "un lamentable ejercicio antidemocrático", que exhibir urnas como las del 1-O es "una patochada" y especula con que en la movilización se haya usado dinero público, "lo cual podría constituir una malversación" y espera que "las autoridades competentes lo estén investigando". Nunca entienden nada y la sociedad catalana es para ellos un pueblo aún por descubrir. El resto de diarios de papel no mejoran el nivel de estos dos medios y, seguramente porque la manifestación era a las seis de la tarde, ni ABC ni La Razón dieron nada en su portada. ¡Ay, no! Es que Pablo Casado había comprado todos los ejemplares y por eso solo salían en portada las listas para las próximas elecciones del PP. Con Aznar, con Rajoy y con Casado, la prensa de la derecha de Madrid a lo suyo.
Supongo que duele mucho que el independentismo catalán haya conseguido en la capital de España reunir a más gente -o la misma, dejémoslo en este punto, aunque no sea del todo cierto- que la manifestación del pasado mes de febrero contra Catalunya en la plaza de Colón. Y por cierto, en algunos diarios de Madrid parecía aquel 11 de febrero en el quiosco todo un desplegable de las esencias españolas. No es un plato de buena digestión para todos aquellos que día sí y día también dan por muerto al movimiento independentista y trasladan a sus columnas un deseo que no se acaba nunca de cumplir.
El principal problema es que Madrid nunca escucha y siempre se siente en posesión de la verdad. Valdría la pena, una vez más, que leyeran alguno de los textos que ha publicado buena parte de la prensa internacional no en esta ocasión tan solo, sino periódicamente. No será así, otra vez. Y Catalunya seguirá alejándose en un camino del que cuesta pensar que emocionalmente tenga vuelta atrás.