La publicación de nuevas informaciones sobre la vinculación del imán de Ripoll Abdelbaki es Satty al CNI en el momento de los ataques yihadistas de Barcelona y Cambrils, en agosto de 2017, reabre, esperemos que está vez sí de una vez por todas, la carpeta más reservada y protegida por el Estado español y por sus servicios de inteligencia. ¿Qué sabía el CNI del ataque indiscriminado que acabó con la vida de 13 personas en pleno verano de 2017 y dos meses antes de la celebración del referéndum de independencia del 1 de octubre? La resistencia de PP, PSOE y Ciudadanos a abrir una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados se ve ahora, a la vista de los nuevos datos, como una simple maniobra para evitar que se sepa la verdad. Y ello es de una enorme gravedad. No se trata de que comparezcan en sede parlamentaria los responsables de los servicios de seguridad. Esta fase ya ha pasado. Ahora es imprescindible, ante las nuevas revelaciones, llegar hasta el fondo de la cuestión y saber cuál era exactamente la vinculación del imán de Ripoll y cerebro del atentado con las fuerzas de seguridad españolas. Hasta que no se cierre con el mayor nivel posible de transparencia esta luctuosa carpeta, es normal que no se descarte ninguna posibilidad por extraña y temeraria que pueda parecer y que todo parezca demasiado turbio.
Casualmente, la noticia de la vinculación de Es Satty al CNI hasta el último momento de su vida ha coincidido con la publicación de sendas noticias estrafalarias vinculadas al president Carles Puigdemont en Abc y El Mundo. En el primer periódico se especula con la posibilidad de que el president en el exilio fije su residencia en Tailandia para esquivar así una posible nueva euroorden e hipotéticamente su entrega por parte de la justicia belga. Es una noticia carente de la más mínima veracidad pero eso seguramente es lo que menos importa al diario. En El Mundo la noticia tiene también enjundia ya que se afirma que habría ido a cenar a casa de la miembro de ETA Natividad Jáuregui en Gante, el pasado martes. A la publicación de esa última noticia, Puigdemont ha respondido "se ha de ser miserable para inventarse una cosa así". Estas dos últimas informaciones han tenido su impacto en los medios españoles justo el día que aparecían las revelaciones sobre el imán de Ripoll. El azar acostumbra a tener poco que ver en cuestiones informativas y parece obvio el buscado ejercicio de distracción ante la gravedad de la vinculación de Es Satty y el CNI hasta los atentados de Barcelona y Cambrils.
Unos días antes de la Diada de 2016, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, pronunció en San Sebastián unas palabras que ocuparon grandes titulares y que desde aquella fecha le han perseguido en muchas de las entrevistas que ha concedido. Decía Margallo: "De una crisis económica se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible". Lo decía el ministro que ya en aquellas fechas reunía cada viernes una célula ministerial para abordar lo que denominaba el desafío secesionista. Ahora sabemos que el Gobierno español se saltó muchas líneas rojas y conocemos detalles increíbles de las diferentes ramificaciones de la Operación Catalunya para acabar con el movimiento independentista. ¿Cuánto nos falta por saber de aquellos atentados? ¿Se podrá llegar a conocer la verdad?