Un reciente artículo del exjefe del Ejército de Tierra entre los años 2008 y 2012, el general retirado de cuatro estrellas Fulgencio Coll, acaba de manifestar que los poderes del del Estado deben impedir la investidura de Pedro Sánchez y estudiar su procesamiento, así como que el presidente en funciones es un problema para la seguridad nacional. Si no es una llamada al golpismo se parece mucho. El exgeneral Coll es hoy portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Palma y la arenga, que ha corrido ampliamente por estamentos militares y por redes sociales que acostumbran a ser frecuentadas por uniformados, no es una anécdota, ni una cosa menor.
En primer lugar, porque durante cuatro años, con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa, ocupó un puesto clave en la cúpula militar española. El más importante del Ejército de Tierra. ¿En manos de quién estamos? Es esa la transición de la dictadura a la democracia que ha hecho el ejército? Porque no es un caso aislado de un militar de alta graduación que cuando abandona el cargo para el que ha sido designado llevan a cabo pronunciamientos claramente desestabilizadores.
Hace tiempo que vengo sosteniendo que no solo es la alta judicatura la que lleva décadas de retraso en la arquitectura democrática de un país de la Unión Europea. El deep state ha flanqueado barreras que han desestabilizado el edificio. La unidad por encima de la ley ha sido santo y seña en toda la causa judicial contra el independentismo. El "A por ellos" como una manera de criminalizar una ideología. Todo vale si el objetivo es apuntalar la unidad nacional. Pedro Sánchez no es un problema sino una investidura con Podemos y Esquerra.
Bajo esta cultura patriótica se hacen peligrosas arengas o se presiona al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, para que no reconozca la inmunidad de Puigdemont, Junqueras y Comín. Que espere hasta que se haya producido la investidura de Sánchez. En este último caso, la protagonista es Iratxe García, que preside el grupo socialista e el Parlamento Europeo y es persona de confianza del presidente en funciones. García fracasó y Sassoli aguantó el envite, algo que lamentablemente sucede pocas veces. Y lo más penoso es que mientras en Madrid se aprieta a Esquerra para que dé el sí a Sánchez, en Bruselas una representante suya actúa activamente contra Junqueras, el presidente del partido que le va a dar los votos. La cultura patriótica.