Con su habitual estilo, chulesco y provocador con los que opinan lo contrario que él, Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda con José María Aznar entre los años 2000 y 2004 y con Mariano Rajoy entre 2011 y 2018, ha comparecido en la Comisión de Investigación de la Operación Catalunya en el Congreso de los Diputados. Montoro no sabía nada, nunca le informaron de nada y todas las acusaciones que pesan sobre él son falsas. El exministro, que cumplirá en julio 75 años, siempre ha sido un político encantado de haberse conocido, aunque el tiempo no le ha pasado en balde. Un meritorio aplicado en los espesores del ministerio, donde conocía perfectamente los vericuetos para transitar con aparente aplomo.

Y eso que siempre se tuvo que conformar con la cartera de Hacienda, en parte porque su currículum no daba para más y solo disponía de una cátedra en Hacienda Pública en la Universidad de Cantabria. Para Economía, Aznar eligió a Rodrigo Rato y Rajoy a Luis de Guindos, ambos visitantes asiduos de restaurantes afamados de Madrid y con un pedigrí que no ostentaba el de Cambil, Jaén. Pero Montoro tiene, a diferencia de ellos, el oficio de la calle. Capaz de ir de bronca en bronca y saliendo siempre adelante. Algo de eso intentó nuevamente este lunes en la comisión parlamentaria, aunque su conocido espíritu provocador no encontró acomodo posible.

Es más, intentó provocar un debate sobre las cuentas de los políticos independentistas en Andorra y responsabilizarles de que no se puedan pagar los servicios públicos en Catalunya porque se han llevado el dinero al Principado pirenaico. Poco le importó que ello fuera mentira y no aportar prueba alguna, su contundencia era la misma que cuando sostenía que Catalunya era una comunidad autónoma bien financiada o cuando se inventó el FLA para ayudar financieramente a Catalunya con el dinero del déficit fiscal que previamente había esquilmado a los catalanes. Y, además, la Generalitat tenía que pagar intereses del préstamo de su propio dinero que le hacía el ministerio de Hacienda. Realmente, de nota.

Montoro mintió a la comisión, como antes hicieron Cospedal, Sánchez-Camacho y Rajoy 

Montero mintió, como antes habían hecho otros dirigentes del PP que lo precedieron, como María Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy o Alicia Sánchez-Camacho. En el caso de Cospedal y Camacho ya se ha pedido que la cuestión acabe en la Fiscalía. Montero debería seguir un camino idéntico, ya que no es aceptable que él y el resto de ex altos cargos de los populares comparezcan en la comisión y todo lo que digan esté tan alejado de la verdad. En esta línea de amnesia con el pasado reciente, Montoro tampoco sabía nada de la actuación del gobierno de Mariano Rajoy y la BPA, el banco andorrano quebrado e intervenido con noticias falsas al tesoro americano.

Dijo una vez Francisco Álvarez-Cascos que a Montoro se le sacaban fácilmente los colores porque era un mentiroso compulsivo. Ambos se conocían bien y habían compartido consejo de ministros durante cuatro años, el asturiano en Fomento y el jiennense en Hacienda. Ahora, con la piel curtida en mil mentiras, ni se sonroja.