Los democristianos de la CDU se han alzado este domingo con la victoria en las elecciones anticipadas celebradas en Alemania, después de que colapsara el pasado invierno el gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz. El candidato Friedrich Merz, representante del ala más conservadora de la formación democristiana, muy crítico con la anterior líder del partido y canciller entre 2005 y 2021, Angela Merkel, por su política migratoria de fronteras abiertas durante la crisis de los refugiados sirios de 2015, ha hecho bandera electoral de la limitación de la inmigración irregular y la ha situado como su primera prioridad. La CDU, pese a la victoria (28,4%), ha obtenido unos malos resultados, después de los de 2021, los segundos peores cosechados en su historia desde la Alemania de Hitler, muy alejados de todo el ciclo histórico en el que siempre se había situado entre el 33% y el 41,5% en 2013 (Merkel) y en 1994 (Helmut Kohl).
Los triunfadores de la noche han sido los ultras de Alternativa para Alemania (AfD) que se mueven en las encuestas a pie de urna alrededor de un 21% o unas décimas por debajo. Son, de largo, sus mejores resultados, casi el doble que en las elecciones de 2021 y con una participación en las urnas del 84%, ocho puntos más que en las últimas. El cordón sanitario los va a dejar fuera de cualquier coalición gubernamental y, por ello, no habrá coalición, aunque los números den para una acuerdo de gobierno CDU-AfD. Como principal partido de la oposición, seguirán apostando por sus políticas antiinmigración, como bandera, para desplazar a la CDU.
Ojo al dato: el apoyo sin matices de Donald Trump y Elon Musk estas últimas semanas no ha servido para disparar a AfD sino, en todo caso, lo contrario. No ha podido retener el 23% que le daban las encuestas en enero o el 24% de ahora hace un año. El apoyo estadounidense no es garantía de nada en Europa y es bueno que se visualice que existe una invisible frontera con el discurso muchas veces estrafalario y fuera de cualquier realidad que emite hoy la Casa Blanca. Hay una derecha extrema a la derecha de la tradicional, pero su crecimiento obedece a factores diferentes. El voto útil respecto a las últimas encuestas, si ha beneficiado a alguien, ha sido a los verdes (11,4%) y a la izquierda alemana Linke (8,9%), mientras los liberales del FDP perdían todas las opciones de entrar en el Bundestag a medida que avanzaba la noche, al no lograr el mínimo para tener escaños del 5%.
El apoyo sin matices de Donald Trump y Elon Musk no ha servido para disparar a los ultras de AfD sino, en todo caso, lo contrario
El gran derrotado de la noche es, sin discusión alguna, Olaf Scholz, que no ha sido capaz de aguantar los cuatro años como canciller y ha llevado a los socialdemócratas del SPD al peor resultado de su historia, con alrededor del 16,5% de los votos. Su promesa de cambio de era cuando llegó en Berlín a la cancillería ha sido un fracaso y ha tenido el mandato más corto de los cuatro cancilleres del SPD en la historia de la República Federal de Alemania. La llamada coalición semáforo entre socialdemócratas, verdes y liberales no aguantó por la pérdida de confianza entre las tres formaciones y los primeros defendiendo un papel fuerte del Estado con suficientes fondos para sus políticas sociales y medioambientales, mientras el FDP defendía menos Estado, el libre mercado y unos postulados fiscales conservadores. Todo ello, en medio de una crisis económica importante y una pérdida de competitividad notable en los últimos 15 años.
Dos últimas reflexiones. Primero, los resultados de las elecciones federales reflejan una radicalización de la sociedad alemana, en línea con lo que sucede en otras latitudes. Los porcentajes de 60% o 70% de votos sumando la CDU y el SPD han pasado a la historia. En los dos extremos, AfD recoge el 21% y Die Linke, el 8%-9%. Segundo, el sistema electoral alemán es de los más complejos de Europa, aunque está considerado uno de los más modélicos del mundo. El votante dispone de dos votos: con uno elige a un candidato específico por circunscripción y con el otro una de las listas cerradas que presentan los partidos a nivel federal. Hay una barrera del 5%, aunque se pueden lograr escaños si se obtiene un número de candidatos electos directamente en los distritos. Por esa razón, los resultados definitivos nunca se conocen antes del lunes en Alemania. Y aunque no está en cuestión que el democristiano Friedrich Merz será el nuevo canciller, hay una mínima incógnita sobre si CDU y SPD sumarán y gobernarán en una coalición ya clásica en Alemania, aunque con un nivel de apoyo que ya no es el abrumador de antaño.