El juzgado de instrucción número 13 de Barcelona parece que vuelve a la carga. Después del relevo por fallecimiento de su titular, Juan Antonio Ramírez Sunyer, el pasado mes de noviembre, que excepcionalmente fue despedido con los máximos honores por el presidente del CGPJ y presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, quien incluso le envió una carta horas antes de su muerte en que le expresaba un sentido reconocimiento de su labor y le escribía "cambiaste el rumbo de la historia de nuestro país", ahora empiezan a enviarse nuevas citaciones y hay nuevos investigados.
En este caso, vuelve a ser caza mayor, ya que los dos nuevos comparecientes como investigados citados para el 23 de enero son el director de TV3 y el de Catalunya Ràdio, Vicent Sanchis y Saül Gordillo, respectivamente. Gordillo, además, es el candidato in pectore de Esquerra Republicana para presidir la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) por el pacto con Junts per Catalunya. La renovación de la CCMA está técnicamente suspendida después de que Ciudadanos se echara atrás en el acuerdo que había alcanzado con JxCat, ERC y el PSC. A la formación de Inés Arrimadas le entró temblor de piernas después de que se difundiera el acuerdo y que incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para defenderse, le echara en cara a Cs desde la tribuna del Congreso que ellos también llegaban a acuerdos con los independentistas.
El titular del 13, seguramente, está investigando si hubo malversación o desobediencia en la difusión de los anuncios del referéndum del 1-O. De resultas de estas pesquisas se sabrá qué acusación concreta les formula si es que les mantiene la condición de investigados. No deja de ser sorprendente lo que ha dado de sí la causa que, hay que recordarlo, se inició contra el exjuez y exsenador Santi Vidal por unas declaraciones. Ya nadie se acuerda, pero fue así. Y de aquel hilo se empezó a formar una madeja que parece no tener fin y que ha acabado en una especie de causa general contra el independentismo. Un pozo sin fondo.
Los medios públicos de Catalunya son desde hace mucho tiempo un indisimulado objeto del deseo de las fuerzas unionistas. De hecho, hasta horas antes de la suspensión del Govern y la aplicación del 155, la voluntad del gobierno de Rajoy y de Ciudadanos era que también fueran intervenidos. El PSOE dudó primero y acabó exigiendo después que quedaran fuera de las medidas del 155. No ha bajado, sin embargo, la acritud unionista hacia ellos y sus responsables, en una campaña que tiene mucho que ver con el liderazgo de TV3 y la sólida posición de Catalunya Ràdio. Influencia y prestigio: por ahí aprieta, en buena medida, el zapato.