El informe de 21 páginas emitido por los seis miembros de la Sala Segunda del Tribunal Supremo en el que fijan por unanimidad su rechazo a la concesión de cualquier tipo de indulto por parte del Gobierno a los presos políticos catalanes es un alegato rotundo y sin paliativos contra la medida de gracia. Es también, según los más avezados en esta materia, un preludio de lo que acabará sucediendo si Pedro Sánchez acaba cumpliendo su compromiso, aplazado en varias ocasiones, y, antes del verano, el Consejo de Ministros aprueba los indultos.
El informe preceptivo del Supremo, que no es vinculante y ya ha puesto rumbo hacia el palacio de La Moncloa, está firmado por los magistrados Manuel Marchena, Andrés Martínez Arrieta, Juan Ramón Berdugo, Antonio del Moral, Andrés Palomo del Arco y Ana María Ferrer García. Que el Supremo no se encuentra cómodo con el informe que han tenido que redactar es algo sabido. Y que han intentado retardarlo al máximo, también. El escrito es un alegato de defensa de la condena emitida en 2020, y un ataque frontal a los presos catalanes independentistas. Porque siguen defendiendo públicamente que lo volverían a hacer, y el hecho de que no haya arrepentimiento de la vulneración de la legalidad vigente, según la sentencia.
El informe prepara el terreno para lo que va a ser la confrontación con el Gobierno y que ha explicado magníficamente en este diario Elisa Beni. El indulto, si acaba llegando, será enmendado en otra sala del Tribunal Supremo, la Tercera. Hay un precedente de 2013, aunque hasta aquella fecha no existía literatura judicial al respecto. Estamos, por tanto, ante una batalla entre el poder ejecutivo y el judicial que no será corta si el gobierno Sánchez da finalmente el paso del indulto. Es obvio que tanto desgaste para una medida que puede quedarse a medias no es que no sea la solución al problema, sino que acabará convirtiéndose en un camino tan enrevesado que desenfocará los objetivos del gobierno independentista.
El conglomerado político-mediático español sabe jugar perfectamente sus cartas y el debate final acabará siendo indultos sí-indultos no como un objetivo de máximos. Salir de esta telaraña es fundamental, ya que si no, el resultado no será otro que la amnistía y el derecho a la autodeterminación se habrán caído de las demandas del independentismo catalán antes del primer asalto. El ecosistema español es tan fuerte que no se debería perder de vista el objetivo final, ya que Pedro Sánchez acabará alegando la fuerte oposición que tiene antes de haberse despeinado. Y eso ya ha pasado en otras ocasiones.