El Partido Popular se ha impuesto al PSOE en las elecciones europeas celebradas este domingo por una diferencia de cuatro puntos, un porcentaje sin duda importante. Feijóo no ha dado un puñetazo encima de la mesa pero tampoco se ha producido el empate técnico con el que soñaba Pedro Sánchez. La legislatura española tiene un punto más de complicación en el puzle imposible actual para sacar adelante proyectos legislativos. Habrá que estar muy atentos a los movimientos de Feijóo y Sánchez en los próximos días. En Catalunya, el PSC completa un ciclo virtuoso de cuatro elecciones consecutivas en primera posición -españolas, municipales catalanas y europeas- y queda claro, una vez más, que mientras Junts y Esquerra se pelean entre ellos, los socialistas van per feina y su red de poder y de influencia cada vez es más grande.
Aunque, durante estos últimos días, muchos pensaban que Feijóo podía engrosar la lista de cadáveres de los populares y que la presidencia del partido conservador español iba a quedar desierta, el político gallego ha salido a flote con una cierta dignidad. Tendrá que seguir remando si quiere llegar un día a la Moncloa, porque lejos de reducir a Vox, el partido de Abascal ha seguido creciendo después del balón de oxígeno que encontró en las pasadas catalanas. La victoria aritmética del PP le otorga 22 eurodiputados frente a los 20 de los socialistas, aunque también suben dos parlamentarios —pasa a seis— la ultraderecha de Vox y el partido del agitador ultra Alvise Pérez, Se Acabó la Fiesta, entra en la Eurocámara con 3 escaños. Lo que sí está fuera de toda discusión es que el actual PP es incapaz de recomponer bajo sus siglas toda la derecha, como hizo en su día José María Aznar. Este objetivo, solo lo logra Isabel Díaz Ayuso en Madrid.
Pedro Sánchez, cerrado todo el ciclo electoral, tiene que decidir como va a gobernar ya que la mayoría parlamentaria de la legislatura está averiada tanto por la derecha como por la izquierda. Junts va a seguir jugando a fondo que sus votos en el Congreso están condicionados a la abstención de Salvador Illa a la investidura de Carles Puigdemont, algo a lo que los socialistas se oponen rotundamente. Pero, además, por la izquierda, el invento de Sumar con Yolanda Díaz ha explosionado al quedar prácticamente igualados a Podemos. Los primeros han sacado tres escaños y los morados, dos. Si no se ponen de acuerdo, el futuro de la izquierda del PSOE es más bien negro.
Pedro Sánchez tiene que decidir cómo va a gobernar ya que la mayoría parlamentaria está averiada tanto por la derecha como por la izquierda
Los cuatro grandes partidos catalanes van a tener muy pocas horas para analizar los resultados ya que este mismo lunes por la tarde tienen la elección de la Mesa del Parlament. Los socialistas han ganado muy ampliamente con el 30,6% de los votos, muy lejos del 18% de Junts, el 14,8% de Esquerra y el 13,8% del PP. El PSC se ha impuesto en Barcelona y Tarragona; Junts en Lleida y Girona. Veremos qué conclusiones extraen los cuatro partidos ya que en función de lo que acaben haciendo, sobre todo el PP, la presidencia de la Cámara puede inclinarse hacia un lado u otro. Será interesante ver si los populares han quedado seducidos por los cantos de sirena de Salvador Illa o por el contrario, toman distancia de los socialistas, pensando en movimientos con Junts en Madrid. En función de como acabe, lo más probable es que la presidencia caiga del lado del PSC o de Junts —con el permiso de ERC—, una cuestión nada menor ya que quedará en manos de la segunda autoridad de Catalunya el orden de las investiduras a president de la Generalitat y el designar o no a un candidato.
Los resultados de Junts y de Esquerra no son buenos. Los primeros pasan de tres diputados a uno y no tienen motivo alguno para estar satisfechos. Al contrario. Es cierto que han quedado segundos, pero a casi 13 puntos de los socialistas. Empieza a ser inaplazable dotarse de un cuerpo doctrinal que permita que el partido sea reconocible por el electorado más allá de quien encabece la lista. No tiene mucha lógica que el mensaje de Puigdemont en las catalanas del pasado mes de mayo tuviera un fuerte componente convergente y en las europeas haya sucedido todo lo contrario. Esquerra, por su parte, retiene su eurodiputado pero su situación no es mucho mejor que hace un mes. También tiene por delante mucho trabajo si quiere volver a los resultados de antaño.
Las elecciones han tenido ya consecuencias al cerrarse los colegios en Francia y Bélgica. En el país galo, el presidente Emmanuel Macron disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones generales, incluso antes de que se anunciaran los resultados electorales. En Bélgica ha dimitido el primer ministro.