De las muchas maneras que hay de irse de un partido político, es evidente que Carolina Punset, eurodiputada de Ciudadanos, excandidata de la formación naranja a la presidencia del País Valencià e integrante del núcleo duro de Albert Rivera durante un cierto tiempo, ha escogido la de morir matando. En su carta de despedida deja escritas dos frases más que definitorias respecto a Ciudadanos: "Te espían como el KGB" y "Dejo el partido por la deriva machista y ultraliberal".
Carolina Punset, hija del divulgador y expolítico Eduard Punset, ha desnudado a la formación de Albert Rivera e Inés Arrimadas en unos pocos párrafos tildándola de excluyente y ultrarradical y también de defensora en Catalunya del cuanto peor mejor por interés exclusivamente electoralista. Desde dentro de la formación naranja alguien se atreve a decir, aunque sea en el momento en que la abandona, que Ciudadanos se ha desplazado claramente a la ultraderecha y que azuza por simple interés electoral el conflicto con Catalunya.
Que Ciudadanos, irritado, responda, horas después, con un expediente de expulsión en que alega que Punset se había entrevistado con el president Puigdemont en su residencia de Watterloo refleja que por la denominada Casa de la República pasan muchas más personas de las que se hacen público y se anuncian y que Cs no soporta la mera interlocución con políticos que no formen parte del bloque del 155. Hace mucho tiempo que la formación naranja eligió el frentismo como estrategia política, las posiciones ultras como doctrina ideológica, la purga como elemento de cohesión y Catalunya como único discurso político.
Rivera y Arrimadas quedaron aquí atrapados con la victoria de la moción de censura de Pedro Sánchez. Incluso para el conglomerado del Ibex 35 Ciudadanos empieza a ser un problema. También para su candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, que ha quitado cualquier simbología que pueda relacionarlo con Ciudadanos en su precampaña electoral. La flor naranja marchita y las fugas de sus dirigentes no acostumbran a ser sinónimo de una buena noticia.