¿Será Xavier García Albiol alcalde de Badalona, de nuevo, el próximo martes? Esta pregunta no tiene hoy una respuesta definitiva. Depende de a quién se le formule y, si es político, a los intereses que responda. Pero lo único cierto es que desde las elecciones del pasado mes de mayo, en que el ignífugo líder del PP obtuvo una victoria tan aplastante como insuficiente, no había tenido tan cerca recuperar la vara de alcalde que perdió en 2015. Albiol no es alcalde y quizás no lo volverá a ser pero la pole position sí la conserva cuando faltan cuatro días para la votación del primer edil de la ciudad que se llevará a cabo el próximo martes día 12.
Si había algo que era del todo imposible es que Albiol fuera de nuevo alcalde, al menos, durante esta legislatura, que acaba en el 2023. Sus 11 concejales de 27 hacían imposible una moción de censura con la lista de la también ex alcaldesa Dolors Sabaté, que lideró una coalición electoral de diversas fuerzas de izquierda. Solo un estropicio de grado diez podía hacer perder la alcaldía a los socialistas, tercera fuerza de la ciudad. Y esa situación imposible había desembocado en una fractura de la coalición ya que no había un horizonte de recuperación del poder. Pero ese terremoto político se produjo el 22 de abril, en que el alcalde de Badalona, Álex Pastor, abandonó su domicilio y el confinamiento decretado y se fue a Barcelona, donde sería detenido por los Mossos d'Esquadra en un estado etílico importante y después de que mordiera a un agente. A las pocas horas renunciaba a la alcaldía.
Y la situación volvió a la casilla de salida del pasado mes de mayo pero en unas condiciones más favorables para Albiol. El bloque de Dolors Sabaté no puede entregar de nuevo la alcaldía a los socialistas ya que tendría muy poca lógica y sería muy difícil que encontraran una justificación sin ser penalizados. El PSC se aferra a mantenerla y lleva nuevamente el pulso hasta el final, esperando que la coalición de Sabater ceda: ¿si ya lo hizo una vez, por qué no una segunda? Seguramente, también piensa que con la crisis económica en el horizonte puede ser incluso bueno para ellos que el marrón se lo coma Albiol. En política, como en el fútbol, ya se sabe, cada uno tiene su propia receta para salir a ganar.
Y mientras pasan las horas y Albiol reza para que siga el desencuentro entre sus rivales, en Badalona todo son apuestas. E intereses, obviamente. Que por algo es la cuarta ciudad de Catalunya.