Aún aparece por Twitter de vez en cuando un vídeo de Soraya Sáenz de Santamaría, cuando era vicepresidenta del Gobierno, durante un mitin electoral celebrado en Girona el 16 de diciembre de 2017, en pleno 155, desguazado el Govern de Carles Puigdemont ―con medio Ejecutivo ya en el exilio y otro medio en la prisión― y anulada la autonomía catalana. SSS, la virreina, como era conocida en Barcelona, con prepotencia y fanfarronería, acompañada de su secretario de estado Roberto Martínez de Castro, su delegado en Catalunya, Enric Millo, y Xavier García Albiol, se expresó así: "¿Quién ha cerrado las embajadas? Mariano Rajoy y el Partido Popular. ¿Sabéis cómo se llama el Diplocat? Ya no se llama Diplocat, se llama Diplocat en liquidació". Hoy SSS está fuera de la política y es una broma demasiado sencilla preguntarse quién está en liquidación.
Hay que recordar estas palabras el día que la consellera de Acció Exterior, Victòria Alsina, ha anunciado la apertura de seis nuevas delegaciones en el extranjero a lo largo de este año que cubrirán la representación institucional de Catalunya en Andorra, Brasil, África Occidental (Dakar, en Senegal), África Meridional (Pretoria, en Sudáfrica), Corea del Sur y Japón. Con estas seis nuevas delegaciones, Catalunya tendrá 20 embajadas que prestarán servicios en un total de 63 países, lo que, sin duda, permitirá llevar a cabo una mejor acción exterior del Govern, un objetivo que viene de lejos y que ha tropezado siempre con problemas, no en la etapa independentista actual, sino en la ya lejana autonomista de los años ochenta y noventa con Jordi Pujol.
Con la llegada de Alsina a Exteriors, la apertura de nuevas embajadas da un salto importante tanto en número de sedes como en inversión económica y en planteamiento político. Ya se ha dicho que pasan de 14 a 20 y, por lo que se refiere a inversión presupuestaria, también se incrementa de 18 a 28 millones de euros la partida para el conjunto de las delegaciones y el discurso sube también varios escalones. "A los que nos quieren encerrados en casa y calladitos, tengo una noticia: viajaremos y hablaremos de nuestro país como nunca se ha hecho antes. En calidad y en cantidad". O, "la mejor manera de prepararnos para ser un estado es empezar a actuar, tanto como podamos, como si lo fuéramos".
Es obvio que la apertura de oficinas de la Generalitat en el extranjero es una muy buena noticia desde todos los puntos de vista, empezando por la atención que recibirán los catalanes fuera de nuestras fronteras. El conocimiento de lo que somos, lo que hacemos y los objetivos políticos que perseguimos va a poder llegar a más personas en un encorsetado mapa autonómico que sabemos muy bien los límites que tiene y las dificultades que plantea para una nación sin Estado como Catalunya. El camino de nuevas embajadas es el correcto, aunque, a buen seguro, en los próximos días oiremos protestar a los de siempre. Será que el trayecto que se está siguiendo es el adecuado. Y que el vaticinio de Soraya Sáenz de Santamaría no se ha cumplido.