La decisión de las familias del País Valencià apostando por mantener el valenciano como la lengua vehicular en la educación es una magnífica noticia y rompe el discurso político de la Generalitat Valenciana y su president, Carlos Mazón, sobre la imposición lingüística y, de paso, contra el catalanismo. Su conseller de Educació, José Antonio Rovira, se ha empleado a fondo a favor de la opción del castellano y contactó directamente con los padres  explicándoles los motivos de la consulta sobre la lengua propuesta por la Generalitat Valenciana. Tanto es así, que las familias con hijos e hijas matriculados en las escuelas e institutos del País Valencià recibieron una carta por correo electrónico informándoles sobre la votación de la consulta de la lengua base y, además, un texto en el que justifican la celebración del referéndum. Nada ha sido suficiente: el 50,53% de los votos se ha pronunciado a favor de una educación en valenciano, mientras que el castellano ha recibido el 49,47% de los apoyos. 

Esta igualdad en la votación se amplifica aún más si tenemos en cuenta que de las 579.082 familias que tenían derecho a votar, lo hicieron el 58,6%, es decir, más de la mitad (339.411), mientras que el 41,4% no ha participado en el proceso. De este porcentaje que no ha votado cabe extraer la conclusión que su posicionamiento es básicamente mantener el statu quo actual y por eso no han ido a las urnas para enmendarlo. Habida cuenta de que eran los conservadores los que pretendían acabar con el modelo vigente, que se remonta al anterior gobierno de izquierdas de Ximo Puig, su fracaso ha sido, políticamente hablando, importante. Este escarmiento a Mazón coincide con una enmienda popular a su gestión política por la DANA y el retraso en dar la alerta para avisar a la ciudadanía de los peligros que venían. Hasta en cinco ocasiones han salido los vecinos del País Valencià a la calle para pedir la dimisión del presidente, sin resultado alguno, aunque la salud política de Mazón ha colapsado, ya que es la propia cúpula de los populares la que cree que es del todo imposible que pueda remontar la situación política, e incluso temen que la ola de críticas y reproches pueda afectar negativamente a Alberto Núñez Feijóo.

La derrota lingüística y escolar de Mazón ha sido contundente: la identidad no se cambia a golpe de talonario

La diferencia del sentido del voto en los centros escolares el País Valencià ha sido muy significativa por provincias. El 70,5% de las familias de las comarcas de Castelló ha elegido el valenciano, mientras que en las de València lo ha hecho el 57,8%. En cambio, en Alacant ha ganado claramente el castellano como opción preferida por las familias, con el 66% de los votos. Acció Cultural del País Valencià ha aprovechado los resultados para exigir la dimisión del conseller de Educació, José Antonio Rovira, tras la consulta. La entidad ha considerado que se trata de un sí rotundo al valenciano, a pesar de  las dificultades existentes en el procedimiento y la moderada participación, lo que demuestra, para Acció Cultural, que no existía una demanda social para celebrar la consulta. También recuerda la entidad que las familias han votado mayoritariamente a favor del valenciano en todas las comarcas valencianohablantes, donde se corría el riesgo de perder la educación en valenciano. 

Una opinión coincidente es la de Òmnium Cultural, que considera que ha ganado el valenciano y han perdido los que quieren dividir a la sociedad con la excusa de la lengua. En el fondo, aquí está la raíz del problema y de ahí la importancia de la derrota de los manipuladores lingüísticos. Desde el mismo momento en que el Partido Popular llegó al gobierno, tanto en el País Valencià como en les Illes Balears, hizo de la lengua catalana un terreno de batalla política, buscando alinear ideología y lengua en el mismo bando. La ciudadanía se ha rebelado ante este maniqueísmo y ha apostado por la herencia cultural y lingüística junto a una historia en muchos aspectos común con los demás territorios de lengua catalana. Una determinada idea del País Valencià ha perdido estrepitosamente al reivindicar el castellano como lengua vehicular educativa. El gobierno de Mazón lo podrá explicar como quiera, ya que dispone de medios informativos para tergiversar la realidad, pero su derrota ha sido contundente y debería hacerle rectificar. La identidad no se cambia a golpe de talonario.