La ministra portavoz del gobierno en funciones, Isabel Celaá, ha pedido al Partido Popular y a Ciudadanos que voten al candidato socialista Pedro Sánchez y faciliten su investidura en las Cortes como presidente como un servicio a España. Una manera de decirles a los conservadores que la gobernanza no es un tema de derechas o de izquierdas sino de impedir que tanto Podemos como sobre todo los independentistas tengan margen de negociación política.
El constitucionalismo siempre ha tenido claro cuales son las líneas rojas, más allá del ruido insoportable que la política tiene en estos tiempos y que llega a tamizar la verdad en muchas ocasiones. El 155 no se hubiera podido materializar sin esa premisa de "todo por España", ni la violencia del 1-O, ni el juicio del Supremo y su singular evolución, ni la actuación de la Junta Electoral Central, ni el comportamiento del juzgado 13 de Barcelona, ni...
Esa idea de Estado, que une a todos los partidos de derecha e izquierda a la hora de hacer lo que Celaá define como un servicio a España, está detrás de muchos de los errores que se han cometido en Madrid desde el mismo inicio del procés. La actuación de la fuerza frente a la negociación y el diálogo. Por eso el independentismo necesita, más que ningún otro espacio político, que los electores ratifiquen en las urnas y con su voto su apoyo. Ha sucedido en las elecciones del pasado abril donde en el mapa rojo de España, destacaba Catalunya con otro color y ERC se ha encaramado a la primera posición en escaños y en votos.
Ahora con las municipales y europeas por delante el próximo domingo, el independentismo ha de salir nuevamente en masa para que la lectura de los resultados sea inequívoca. Hay en juego un enorme poder municipal y que la capital de Catalunya deje de dar la espalda al Govern y los dos lados de la plaza de Sant Jaume puedan ir de la mano.
Pero también hay en juego el 26-M que el independentismo alcance un hito que hasta la fecha no ha conseguido en ninguna cita electoral y es que logre el 50% en unas elecciones. La encuesta de Feedback para El Nacional que publicamos el pasado miércoles sobre Barcelona decía que ese hito era factible ya que la suma de la candidatura de Puigdemont y la de Junqueras se situaba ligeramente por encima. Una foto así rompería muchos clichés y tendría, de cara al futuro, un enorme poder político.