La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) avalando la Superliga europea y estableciendo el criterio de que la UEFA y la FIFA ni pueden prohibirla ni sancionar a los clubs que participen supone el cambio más importante de las últimas décadas en el mundo del fútbol. Sus consecuencias serán trascendentales para todo lo que rodea al deporte rey, de enormes dimensiones económicas para los clubs y toda una revolución en lo que es el espectáculo y el negocio del balón. Entramos, sin duda, en una nueva era que no se va a parecer en pocos años a lo que hoy en día existe y tengo pocas dudas de que este nuevo modelo de competición acabará siendo en poco tiempo uno de los mayores espectáculos del planeta si sabe combinar el enorme capital de clubs de fútbol existente en Europa, los aficionados que movilizan cada uno de los grandes equipos y la televisión, como motor de la que puede ser la competición deportiva más atractiva de todas las existentes.
Es, por otro lado, una de las victorias más importantes logradas en su carrera por Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid admirado y temido a partes iguales que, después de enfrentarse a la Liga, la UEFA y la FIFA y de que en abril de 2021 pareciera que su proyecto deportivo descarrilaba, lejos de desistir lo elevó a los tribunales europeos, que ahora le han acabado dando la razón. Por en medio, la gran mayoría de los equipos de la Premier invitados a participar —Manchester United, Manchester City, Arsenal, Liverpool, Tottenham y Arsenal— dieron un paso atrás, igual que la Juventus de Turín o el Atlético de Madrid. Solo se mantuvo a su lado el Fútbol Club Barcelona, acuciado por una situación económica muy complicada heredada por Joan Laporta, que vio en esta iniciativa la verdadera palanca para resolver todos sus problemas.
La Superliga es el cambio más importante de las últimas décadas en el mundo del fútbol
Eso sí, la posición de Laporta ha tratado de combinar un inequíoco apoyo a Florentino Pérez con una mano tendida a la UEFA, con la que tiene varios litigios que, en función de como acaben, podrían comprometer el futuro de la entidad. Dicho en plata, la actuación de Laporta también ha mirado de enemistarse con la UEFA y sortear una sanción deportiva. Establecidas las reglas de juego por parte del TJUE, veremos cómo se organiza la competición y en cuánto tiempo y cuál será la nueva actitud de los desertores del pasado. No parece exagerado pensar que, a la vista de la sentencia de la justicia europea, haya un replanteamiento de los clubes que en el pasado dieron un paso atrás y, fundamentalmente, que los equipos de la Premier, imprescindibles en este negocio por todo lo que mueven, varíen de actitud.
En cualquier caso, los promotores de la Superliga europea no han perdido el tiempo y a las pocas horas de la sentencia anunciaron el modelo de competición con 64 equipos repartidos en tres ligas, con ascensos y descensos. Las primeras dos ligas tendrán 16 equipos cada una, divididos en dos grupos de 8, mientras que la última tendrá los 32 clubs restantes, los cuales se separarán en 4 grupos. Los últimos de cada grupo descenderán de división. En el caso de la tercera liga, 20 equipos serán reemplazados por otros equipos según sus resultados en las competiciones domésticas. El modelo adoptado pretende ser un mixto entre clubs de prestigio europeo que mueven una gran cantidad de aficionados y la meritocracia de aquellas entidades deportivas con menos historia pero en un buen momento deportivo. Habrá que estar muy atentos a su evolución.