"El CNI tenía conocimiento de las intenciones que tenía el imán y permitieron que viniera y nos comiera la cabeza. Lo digo ahora y no lo dije antes por temor a represalias o que me pudiera perjudicar. Pero ya estoy condenado y no tengo nada que perder". Estas terribles y gruesas palabras han sido pronunciadas por Mohamed Houli Chemlal este jueves en la comisión parlamentaria que analiza los atentados del 17 de agosto de 2017, en Barcelona y Cambrils, que se saldaron con 16 víctimas mortales y más de 150 heridos, fruto de la acción de un comando yihadista. Ocho de los terroristas captados por el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, también de nacionalidad marroquí, y cabecilla de la célula, también murieron. ¿Pero quién es Mohamed Houli Chemlal? Es el terrorista condenado en 2021 por la Audiencia Nacional a 43 años de cárcel por los delitos de pertenencia a organización terrorista; tenencia, depósito y fabricación de sustancia o aparatos explosivos e inflamables, y estragos en tentativa de carácter terrorista, con 29 delitos de lesiones por imprudencia grave. Es el único yihadista superviviente de la explosión de la casa de Alcanar la víspera de los atentados.
Es obvio que Chemlal, que cumple condena en la prisión de Córdoba, es la única persona viva del comando terrorista desplazado a Alcanar que era conocedor de información sensible. No consta que haya sido forzado a efectuar esta declaración y creo que es descartable del todo que hayan sido los independentistas los que hayan hecho presión alguna con el marroquí. ¿Hay que dar por buena toda su versión? Quizás no. Pero lo que seguro que no hay que hacer es orillarla y descartarla. Máxime cuando siempre ha planeado sobre los atentados de agosto de 2017 la sospecha de que, pese a que el juicio quiso poner punto y final a la información de la matanza y la participación de Es Satty, aún había zonas oscuras sobre el imán de Ripoll y sus vinculaciones con el CNI. El Centro Nacional de Inteligencia aportó, con muchas resistencias, después de no pocos avisos, una documentación desclasificada por el Gobierno sobre los atentados. Era claramente insuficiente y, en realidad, sirvió para muy poco. Tampoco se esperaba una actitud menos obstruccionista, pero ello ha tenido una consecuencia inevitable: ¿qué es lo que no sabemos?, ¿qué pretende ocultar el CNI?
El gobierno socialista debería ser el primer interesado en desclasificar todo lo que tenga sobre el CNI y el imán de Ripoll
Por eso, Junts per Catalunya quiere que el Congreso pida al CNI más documentos sobre su relación con el imán de Ripoll fuera de la cárcel y también reclama el registro de llamadas del móvil que le facilitaron los servicios secretos en 2014. Así, reclama que se hagan públicos datos sobre el seguimiento que los servicios de inteligencia o de seguridad hicieron de Es Satty tras su salida de la cárcel de Castellón y hasta cuando duraron exactamente. Por otro lado, también quieren saber qué informes tiene el CNI sobre la creación del buzón muerto o correo electrónico que utilizaban para contactar con el imán y que, al parecer, se activaba desde Ripoll y al que se accedió por última vez después de la explosión de Alcanar. En este punto también entran las declaraciones del excomisario José Manuel Villarejo, quien asegura que en sus notas de inteligencia alertaba de la radicalización del imán, algo que después nadie del CNI ha confirmado, pero tampoco ha aportado documentación que lo niegue.
Más de siete años después de los atentados existe, al menos, una declaración de un terrorista juzgado, condenado y actualmente en prisión que corrobora que no es ni mucho menos un disparate seguir tratando de saber la verdad sobre qué hubo detrás de aquel terrible atentado. Como que, de ser cierto lo que afirma, es de una enorme gravedad, ya que equivaldría a que el CNI sabía que el imán de Ripoll iba a atentar, hay que ser cautos. Debería ser el gobierno socialista —en aquel momento estaba el PP— el primer interesado en desclasificar todo lo que tenga. Lo que se le solicite sobre el atentado y también lo que no se pida. Hay muchas cosas en juego y del presidente Pedro Sánchez se espera que instruya a su ministra de Defensa, Margarita Robles, que tampoco lo pondrá fácil. No se trata de ver conspiraciones por todos sitios pero tampoco de chuparse el dedo y descalificar una declaración por el simple hecho de que la realiza uno de los terroristas. Porque aquí algunos ya nos afeitamos hace muchos años.