La primera ministra de Escocia no se rinde y propondrá a Londres y a su primer ministro, el conservador Boris Johnson, una fecha y una pregunta para el segundo referéndum de independencia. Nicola Sturgeon ha dado este martes el pistoletazo de salida para un nuevo referéndum de independencia que se celebraría, probablemente, un año después de los comicios del próximo mes de mayo y a los que la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) se presentaría con la consulta como banderín de enganche para revalidar su amplia victoria y volver a lograr la mayoría absoluta perdida en 2016. En la actualidad el SNP tiene 63 de los 129 escaños con que cuenta la cámara legislativa, muy por delante de los 31 que ostentan los conservadores, pero seis menos de los 69 que tuvo en la legislatura anterior en la que se convocó el primer referéndum tras un acuerdo de su antecesor en el cargo, Alex Salmond, con el premier conservador David Cameron.
Desde septiembre de 2014 en que los independentistas escoceses perdieron el referéndum con una diferencia de casi diez puntos —55,3% de los que acudieron a votar lo hicieron en contra y tan solo 44,7% a favor— ha llovido mucho y el mapa electoral ha quedado muy condicionado por dos hechos: los incumplimientos de todas las promesas efectuadas por Londres si los escoceses rechazaban la ruptura y el resultado del Brexit y su salida de la Unión Europea. El caso de los incumplimientos fue flagrante y ha enervado a muchos laboristas que se sintieron atraídos por las promesas de Londres de mejora del autogobierno y que cambiaron su voto en el último momento. El tema del Brexit ha generado una corriente de simpatía entre Bruselas y Edimburgo ya que los escoceses son partidarios de continuar en la UE. Estas dos circunstancias han catapultado al SNP en los últimos comicios y así, por ejemplo, en las últimas elecciones celebradas en el Reino Unido el pasado diciembre, los independentistas escoceses lograron 48 de los 59 escaños en disputa y convirtieron a Sturgeon en una figura política relevante. Este magnífico resultado y la situación generada por el Brexit la ha llevado a ser considerada la mujer más peligrosa de la política británica.
Aunque la posición de Johnson es contraria a aceptar un nuevo referéndum, los laboristas mantienen una posición ambigua, dando bandazos a uno y otro lado. La batalla, sin embargo, es interesante ya que devuelve al corazón de Europa los debates sobre la independencia de los territorios que hoy no son un estado. De hecho, Catalunya en 2017 trató de seguir los pasos de Escocia aunque se encontró con que Madrid no era Londres y no quiso negociar ningún referéndum dejando al ejecutivo catalán en la disyuntiva de llevarlo adelante unilateralmente o echarse atrás de su compromiso electoral. El resultado fue el que fue y la situación de aquella actuación tan poco democrática por parte del gobierno de Rajoy derivó en la violencia policial del 1-O y la prisión y el exilio del Govern de Catalunya.
Veremos ahora qué hará Johnson y que hará Sturgeon y hasta donde levarán su pulso con la iniciativa independentista. Cameron abrió un camino por el que fue muy criticado, pero fue de una rigidez democrática impecable, que le acabó costando el cargo meses más tarde. Sturgeon ha movido su primera pieza.