Siguiendo una tradición instaurada por Pasqual Maragall cuando era alcalde de Barcelona y que después han continuado todos sus sucesores, Ada Colau expondrá este martes su visión del momento político de la ciudad en un acto que lleva por título La alcaldesa responde. Y lo cierto es que no le faltan temas para responder a Colau justo en un momento en que su valoración es de un 4,3 en el Barómetro Municipal y obtiene la peor nota desde que accedió a la alcaldía en 2015 y la revalidó en 2019 a raíz de un pacto, en aquel momento sorprendente, con el hoy ya retornado a París Manuel Valls y su grupo de concejales. El Upper Diagonal, que tanto había criticado a Colau en su primer mandato ante el visible deterioro de la ciudad, se arremangó a fondo para quitarle la alcaldía al ganador de los comicios, Ernest Maragall, de Esquerra Republicana, y prefirió apostar por la continuidad que, ahora, curiosamente vuelve a criticar, antes que tener un alcalde independentista. La historia de las élites barcelonesas es circular: apuestan, se equivocan, vuelven a apostar y se vuelven a equivocar.
Colau tiene una magnífica oportunidad para responder, en su primera comparecencia pública importante, después de que el titular del juzgado de instrucción número 21 de Barcelona la haya citado como investigada por los delitos de fraude, malversación y tráfico de influencias. Nadie sabe realmente el desenlace de este requerimiento y la alcaldesa tiene, como cualquier otro ciudadano, la presunción de inocencia. Por cierto, la que ella le negó a Xavier Trias en la campaña de las municipales de 2015, cuando aparecieron unas noticias que acabaron siendo falsas sobre unas inexistentes cuentas en Suiza que el exalcalde negó desde el primer momento, pero que ella utilizó en beneficio propio.
Pero más allá de cómo acaba el procedimiento judicial abierto, es remarcable cómo ha vulnerado sin ningún tipo de escrúpulo el código ético de los comuns que le obligaba a dimitir. Si era exagerado dimitir por un asunto así, como ella defiende y, seguramente, tiene razón, habría tenido que enmendarlo antes, ya que tiempo ha tenido para hacerlo y no pasárselo por el forro, con el ejemplo que se traslada al conjunto de la ciudadanía desde el ayuntamiento de la capital de Catalunya. La protección que ha tenido de sus compañeros de partido cerrando filas para vulnerar el código ético y saltarse la obligación de dimitir convertirá durante mucho tiempo en papel mojado las críticas que puedan hacer a otras formaciones políticas. No sé cómo piensa, sin ir más lejos, Colau ser creíble a partir de ahora si de nada sirve lo que se pueda llegar a comprometer públicamente.
Una respuesta clara y sincera es exigible, ya que le atañe en primera persona. Como también tiene tres asuntos que preocupan especialmente a los barceloneses, como son la inseguridad, la limpieza y los accidentes ocasionados por patinetes y bicicletas. No hace falta extenderse sobre ninguno de los tres, tan solo constatar que todas las promesas que se han hecho sobre la mejora de la seguridad en Barcelona no se han cumplido, igual que con el tema de la limpieza, donde hay zonas importantes de la ciudad en que la suciedad en las calles es inaceptable. Respecto al tema de los atropellamientos, el hecho de que un 40% de los que se producen sean causados por bicicletas y patinetes debería ser motivo de un estudio para revertir este porcentaje. Es necesario que la promesa de perseguir las conductas inapropiadas con este tipo de vehículos sea pronto una realidad y se garantice la circulación a los peatones.
Aunque faltan quince meses para los comicios, la batalla de Barcelona ya está bien presente en la estrategia de los partidos que enfilarán en los próximos meses la proclamación de sus candidatos. El primero en anunciar un proceso de primarias ha sido Junts per Catalunya, que quiere tener decidido su aspirante en el mes de febrero, con Elsa Artadi como previsible candidata. Esquerra no revela oficialmente si Ernest Maragall repetirá o no, aunque el concejal ha reiterado en varias ocasiones que le gustaría seguir y el PSC es probable que apure al máximo el calendario para deshojar la margarita sobre si Salvador Illa da o no da el pasó a la plaza de Sant Jaume.