Después de varios meses sin hablar, Oriol Junqueras se ha explayado en la presentación pública de su candidatura para recuperar la presidencia de Esquerra Republicana. Ha dado detalles de su marginación desde 2018, cuando ingresó en prisión, y ha responsabilizado directamente a los que han gestionado el partido de la puesta en marcha de estructuras B, campañas de falsa bandera y carteles de los hermanos Maragall. Un mensaje directo a Marta Rovira, pero que no excluye a los equipos que desde el partido o desde la Generalitat han gestionado Esquerra. Sus contundentes palabras, señalando que había que limpiar el partido de los que han instaurado una mala praxis política, saltándose todas las reglas éticas, no deja títere con cabeza en la cúpula de la formación republicana, ya que aunque no dio nombres, se le entendió todo.

Su puesta de largo en Olesa de Montserrat, en el Teatre la Passió, quizás ya era un mensaje que quería enviar a Rovira, Sabrià, Vilagrà, Jové y un largo etcétera de dirigentes del partido a los que también responsabiliza de críticas personales directas — “Junqueras se irá con nosotros”, “Como mucho le dejaremos ser candidato”, “No está para dirigir el partido”. Junqueras explicó que a principios de 2018, cuando llevaba unas semanas ingresado en la prisión de Estremera, se conformó un grupo de dirigentes del partido para tomar las decisiones al margen del presidente que estaba en la cárcel, la comisión ejecutiva y el Consell Nacional. Este colectivo habría sido el que decidió montar una estructura B, bajo las órdenes de Rovira, a quien no citó, pero se entendía perfectamente que estaba al caso de todo.

Los que han venido sosteniendo que podía haber un arreglo entre la candidatura de Junqueras y la de Rovira, que encabeza Xavier Godàs, pueden irse olvidando

Sin embargo, no fue este el momento de mayor dureza. El dardo más dañino se escuchó cuando dijo que a partir de ahora estos dirigentes se tendrán que ganar la vida en la actividad privada, fuera de la política. “Cobrar una nómina, pagar módulos de autónomos también es muy digno. Y seguro que muchos [de los dirigentes actuales] nos agradecerán que les demos la posibilidad de aprender”. Los que han venido sosteniendo que podía haber un arreglo entre la candidatura de Junqueras y la de Rovira, que encabeza Xavier Godàs, pueden irse olvidando. Habrá ganadores y perdedores, ya no hay margen para una componenda del último minuto. La estrategia de Junqueras es clara: estrangular al máximo la candidatura oficialista, dejarla sin oxígeno, y evitar la segunda vuelta que, muy probablemente, sería con la lista de Foc Nou.

El acto de Olesa sirvió a la candidatura de Militància Decidim para anunciar quién hará ticket con Junqueras en el congreso del 30 de noviembre, cargo que ocupará Elisenda Alamany, concejala en el ayuntamiento de Barcelona, y que sería la secretaria general de ERC. Alamany, que procede de los comunes, es partidaria de que ERC entre en el gobierno de Jaume Collboni, y reforzaría el flanco al que siempre se han querido dirigir los republicanos. Con todas las cartas de la candidatura de Junqueras y de Rovira encima de la mesa, falta que enseñe las suyas Foc Nou, que tiene entre sus referentes públicos un exconseller y exdiputado, el historiador Alfred Bosch. Defensor del 'no' a Salvador Illa y de la alianza actual con los socialistas en Catalunya, sus posibilidades dependen mucho de cómo acabe la batalla entre las dos listas de Junqueras y Godàs. Solo si este último encuentra un terreno de juego que le pueda plantar cara a Junqueras, Foc Nou podrá colarse con opciones en la batalla final, si hay segunda vuelta.