El president dimitido de Esquerra Republicana y actualmente militante raso el partido, Oriol Junqueras, se pronunció este jueves sobre el pacto alcanzado con el PSC para hacer president de la Generalitat a Salvador Illa. Junqueras evitó dar el sí... pero también evitó dar el no. Valoró las dudas expresadas por muchos militantes, aunque mostró respeto al trabajo realizado por Marta Rovira. No fue el apoyo que esperaban desde la dirección del partido, pero el hecho de que detrás de él salieran cuadros de la organización marcadamente junqueristas a dar apoyo al pacto fue suficiente para que un cierto malestar inicial de algunos dirigentes hiciera que las aguas volvieran a su cauce.
Todo ello sucede a falta de algo más de 24 horas de que este viernes la militancia del partido pueda votar telemática y presencialmente para pronunciarse sobre el acuerdo. De esta votación depende el sí definitivo a Illa y que el candidato socialista pueda poner la directa y enfilar el camino sin mayores obstáculos al Palau de la Generalitat. Aunque una votación de la militancia siempre es una caja de sorpresas, en las últimas horas se ha ido instalando la idea de que la oposición radical al acuerdo, que algunos pronosticaban, se ha ido atemperando. Las asambleas informativas convocadas por la militancia han recogido muchas voces a favor del pacto, también en contra y, sobre todo, un gran silencio de muchos asistentes.
La mayor preocupación se centraría en la militancia de Barcelona, en cuya capital se tuvo que suspender hace aproximadamente un mes una asamblea para decidir si el partido republicano se incorporaba o no al gobierno de Jaume Collboni. La impresión de aquel aquelarre cancelado fue que las bases no estaban por entrar al gobierno municipal. Es cierto que, en aquella ocasión, los pesos pesados del partido eran contrarios y ahora pasa justamente a la inversa, pero no deja de ser un ejemplo de que las consultas a la militancia siempre tienen un punto de incertidumbre que no se despeja hasta que no se abren las urnas.
Se ha ido instalando la idea de que la oposición radical al acuerdo para investir a Salvador Illa, que algunos pronosticaban, se ha ido atemperando
También habrá que ver qué impacto tiene la idea de que el acuerdo alcanzado ciertamente tiene compromisos importantes, aunque tampoco es lo que se anunció inicialmente. En este sentido, no estamos, por ejemplo, en el tema de la financiación, ante un concierto económico bis, a imagen de vascos y navarros, sino ante un sistema de financiación singular que el propio Pedro Sánchez ya se apresuró este miércoles a asegurar que sería ampliable a otras comunidades. El presidente lo definió como un avance hacia un sistema federal. Este va a ser el nudo gordiano de la negociación futura y el verdadero talón de Aquiles de Salvador Illa si accede, como parece, a la presidencia. Gestionar un acuerdo con en PSOE que está más hecho para que el primer secretario del PSC llegue a gobernar Catalunya que con voluntad de desplegar lo que allí se apunta y no se concreta.