El acuerdo al que han llegado Jordi Turull y Antoni Castellà para confluir en una única unidad política y electoral, que comportará la disolución de los comités ejecutivos de Demòcrates a todos los niveles, su participación en los órganos de dirección de Junts y que la Fundació Demòcrates de Catalunya, heredera de la de Carrasco i Formiguera, sea la fundación vinculada al partido que lidera Carles Puigdemont, supone un primer paso para la confluencia en un gran partido independentista. Aunque en las últimas elecciones catalanas ya habían ido en coalición electoral y los dos partidos habían confluido en aquella candidatura de amplio espectro independentista llamada Junts pel Sí, Demòcrates en 2017 se había presentado junto a Esquerra Republicana, coalición que nunca llegó a funcionar.

Ahora, Junts y Demòcrates dan un paso más, ya que en la práctica serán una única formación y, por ello, los segundos instarán a sus voluntarios a darse de alta como afiliados de Junts, aunque los dos partidos reconocen y aceptan que sus afiliados tengan doble militancia, en el marco de la no confrontación electoral. Del acuerdo alcanzado las dos formaciones salen ganando: Junts alcanza un objetivo perseguido por Carles Puigdemont, como es que confluyan espacios más allá del suyo propio en su objetivo de ser el espacio político pal de paller del independentismo. No acaba aquí, claro está, su objetivo, pero era imprescindible este primer paso para que el movimiento empezara a andar.

El acuerdo entre Junts i Demòcrates supone un primer paso para la confluencia en un gran partido independentista

Demòcrates también da plenamente sentido a su aventura política, iniciada en solitario en 2015, fruto de una escisión de Unió, para crear una formación e ideología democristiana e independentista, con origen en la Unió Democràtica creada en 1931. Un proyecto en el que fueron sus principales impulsores, además de Castellà, los expresidentes del Parlament Joan Rigol y Núria de Gispert. Al estilo de los partidos democristianos en Catalunya, su principal fortaleza han sido los cuadros de la organización y su capacidad de estar presentes en todas las movilizaciones independentistas que se han producido en Catalunya desde el año 2012. Castellà tendrá un anclaje político importante en Junts donde ocupará, seguramente, una de las vicepresidencias del partido.

Hasta la fecha las vicepresidencias eran Anna Erra, Josep Rius y Aurora Madaula. Su cuarto vicepresidente elegido en el congreso, Francesc de Dalmases, dejó el cargo en 2022 a raíz de la polémica por el "trato incorrecto" a una periodista de TV3. Ahora, en el congreso del próximo fin de semana, a Castellà lo acompañará la presidenta del grupo parlamentario en Madrid, Míriam Nogueras, que ha ganado fuerza en esta legislatura en el Congreso y es una de las principales piezas de Puigdemont y Turull. También podría seguir, si se mantienen las cuatro, Anna Erra, que fue presidenta del Parlament. Una de las ventajas del acuerdo entre Junts y Demòcrates será, sin duda, una mayor solidez organizativa y un funcionamiento más clásico como partido político. Un camino que, por otra parte, Junts ya había iniciado.