Habrá tiempo más que suficiente para hablar del amago de dimisión, o de esta dimisión aplazada hasta el lunes, que ha puesto encima de la mesa Pedro Sánchez y que nadie sabe a ciencia cierta qué es, pero que todos —¿por qué será?— sospechan que hay gato encerrado. Que no lo sabemos todo. Que alguna jugada se lleva entre manos el presidente del Gobierno. Que el desenlace solo lo conoce él y que en sus movimientos siempre hay una clave electoral. Lo demás es demasiado infantil y demasiado burdo para un político que acostumbra a vivir inmerso en su ego y rodeado de una demoscopia inagotable. Dicen que no habla con nadie y que está recluido en su soledad mientras los suyos hablan de la necesidad de rescatar al soldado Pedro, que no puede ser que la fachosfera y el lawfare vayan de la mano para sacarle de la Moncloa. La memoria es corta y no traspasa el Ebro, pero persecución de la de verdad, no la de postureo, debe ser el a por ellos, la prisión y el exilio. Al lado de esto, todo es pequeño, minúsculo. Insignificante. Se mire como se mire.
Pero, como que el serial Sánchez será largo, esperaremos a ver el desenlace —provisional o definitivo— del lunes. No sea el caso de que el patrón Xavi Hernández haya acabado ganando adeptos inesperados, por su capacidad de dejar boquiabierto al personal por el desconcierto y el cambio de guion. El 50 aniversario de la Revolución de los Claveles en Portugal, que se celebraba este jueves, pasó en el país vecino y no aquí, donde todo fue mucho más light, más de continuidad del régimen del atado y bien atado. Nada revolucionario. Allí, António Costa, primer ministro de Portugal desde 2015, dimitió el pasado noviembre tras verse envuelto en una investigación relacionada con tráfico de influencias, corrupción y prevaricación en proyectos energéticos. El caso se desinfló tras su renuncia. Allí la Fiscalía estaba detrás de la acusación, aquí pide el archivo de las diligencias contra Begoña Gómez.
Todo ese elefante en medio de la campaña catalana puede tener sus consecuencias. Claro que sí. ¿Cuáles? Depende. El primer input ya se ha visto: un enorme deseo de españolizar las elecciones catalanas. Los impactos de Sánchez frente a la fuerza de unos comicios que no deberían dejarse arrastrar por una situación que acaba siendo intrascendente para el gobierno de Catalunya. Porque, al final, el 12 de mayo, se decide esto, qué mayorías políticas hay para elegir un president de la Generalitat. ¿Continuidad o cambio? ¿Una fuerza soberanista al frente del Govern o un ejecutivo presidido por un socialista? ¿Una mayoría independentista en el Parlament o una mayoría diferente a la que ha existido siempre en la cámara catalana? ¿Un tripartito, un bipartito o un Govern monocolor?
Las elecciones catalanas van de liderazgo y de políticas, de defender el país desde la primera institución, de aplicar políticas para mejorar la calidad de vida de la gente
De todo eso van las elecciones catalanas. No van de parar a la derecha, que, en Catalunya, ni PP ni Vox tendrán juego político tras el 12 de mayo, ya que no servirán para completar mayorías de gobierno. Eso lo sabe todo el mundo. Las elecciones van de liderazgo y de políticas. De defender el país desde la primera institución, de aplicar políticas para mejorar la calidad de vida de la gente. Los catalanes van a votar en función de estas coordenadas políticas. ElNacional.cat va a hacer un seguimiento exhaustivo de los principales partidos que concurren a las elecciones y va a publicar encuestas electorales, que, como en anteriores campañas, va a realizar la empresa Feedback. Una vez más, hemos de protestar porque en España el plazo de publicación de encuestas acabe cinco días antes de los comicios y se tenga que recurrir al recurso de saber los movimientos electorales a través de medios extranjeros.
La que hemos publicado este jueves por la noche sitúa, en el arranque de la campaña electoral, a Salvador Illa en primera posición, entre 39 y 40 escaños. Una ventaja significativa —que no definitiva— respecto a los 33-36 que la encuesta le otorga a la candidatura de Carles Puigdemont. En tercera posición se sitúa la lista de Pere Aragonès con una horquilla entre 24 y 27. Detrás están PP (13-14), Vox (11), Comuns (7-8) y CUP (4-7). Hay un 33,5% de indecisos, un porcentaje ciertamente muy alto y susceptible de modificar este pronóstico, en función de hacia dónde se acaben decantando. Para eso sirve una campaña electoral y lo que suceda los próximos 17 días, hasta que las urnas se abran.