La victoria incontestable de Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen este domingo en Francia marca un precedente histórico y preocupante al mismo tiempo. Por primera vez, la extrema derecha se alza con la victoria en unas elecciones legislativas francesas. Una agrupación de izquierdas con Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa como referente, ha alcanzado la segunda posición y ha ganado una posición destacada frente al resto de opciones en muchos de los duelos del próximo domingo para enfrentarse a los candidatos de Le Pen. El gran derrotado de la noche es Emmanuel Macron, que ha quedado devorado por su improvisada acción de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones generales.

Su plan debía ser hacer un Pedro Sánchez y ha acabado haciendo un Pere Aragonès. No ha rebajado la fuerza electoral de Agrupación Nacional y eso que la participación electoral ha sido histórica en una primera vuelta. Más de 20 puntos que en las legislativas de 2022 han acabado dando una validez moral más importante al resultado. Pero tras quedar tercero con un 20% de los votos, su futuro político está muy en entredicho. Habrá que esperar a la segunda vuelta, pero, en estos momentos, las dos hipótesis más probables son malas para Macron. Si la formación de Marine Le Pen y sus aliados acaban alcanzando la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional fruto de un error de cálculo de Macron, será algo más que un borrón negro en su biografía, pero si acaba habiendo un bloqueo a la hora de gobernar, Francia también tendrá un problema.

El plan de Macron debía ser hacer un Pedro Sánchez y ha acabado haciendo un Pere Aragonès

Porque el punto de encuentro de un hipotético programa de gobierno entre el Nuevo Frente Popular y la mayoría presidencial es algo más que una incógnita. Como también es un interrogante cómo responderán los electores de los respectivos partidos a la llamada que se vaya a producir para que voten al candidato mejor situado para barrar el paso a la ultraderecha. Sobre todo, por dos motivos. Si Agrupación Nacional se ha encaramado no solo a la primera posición, sino a una victoria amplia, es porque ha dejado de dar miedo en amplias capas de la sociedad francesa. Pero tampoco va a ser fácil, allí donde suceda, que la izquierda vote a un candidato centrista y que los electores de Macron hagan lo propio con los aspirantes del Nuevo Frente Popular.

Para todo ello disponen de seis días, teniendo en cuenta que en la llamada a la participación electoral el domingo próximo hay poco margen, después de lo vivido en esta jornada electoral. Macron y Melenchon ya han lanzado este domingo por la noche los mensajes en esta dirección. Aparentemente sin matices y con mucha generosidad. Con los resultados en la mano es muy difícil ser optimista, pero lo cierto es que una mínima partida sí existe.