Tiene tanta necesidad Pedro Sánchez de sacar adelante los presupuestos generales del Estado, que este martes ha cometido un error de manual al tratar de apretar a los grupos parlamentarios para que se los aprueben como el camino —solo le ha faltado decir que era la única senda posible— para ayudar a los damnificados por la DANA. Estas cosas no se hacen así y menos cuando aún se desconoce el número final de muertos que va a acabar habiendo en el Pais Valencià y los cadáveres aún reposan en el recinto ferial de Valencia. Con este torpe movimiento, lo que acaba haciendo es justo lo contrario de lo que pretende, ya que poco o nada tienen que ver las cuentas con las necesarias y urgentes ayudas económicas que el gobierno español tiene que poner en marcha y que van a ser, como es lógico, muy elevadas. Pero hay una cosa más: a la hora de hacer un envite de esta naturaleza has de contar con los daños colaterales que se pueden producir: ¿los vas a sacar con el PP o con Vox? No parece ni tan siquiera probable. Entonces, te van a acabar faltando los votos de siempre, los del PNV y Junts por la derecha y los cuatro de Podemos por la izquierda. O sea, como siempre.

Cerrarás con más o menos esfuerzos, quizás, a derecha e izquierda, los de PNV y Podemos, pero es una mala estrategia para apretar a la formación de Puigdemont. A estas alturas tendrían que saber tanto la Moncloa como el PSOE que cuando has situado al grupo parlamentario del president en el exilio contra las cuerdas te ha acabado saliendo rana. Vamos, que has pinchado en hueso. Porque decir que los presupuestos son imprescindibles para la reconstrucción del País Valencià es un brindis al sol, ya que hay alternativas parlamentarias para lograr el mismo resultado. Vayamos a la ley y las opciones existentes. Es factible aprobar partidas presupuestarias extraordinarias sin necesidad de aprobar unos nuevos presupuestos generales del Estado. La Ley General Presupuestaria 47/2003, de 26 de noviembre, contempla mecanismos para modificar el presupuesto vigente, también en caso de prórroga presupuestaria, mediante créditos extraordinarios y suplementos de crédito (esto está establecido en el artículo 51 y otros de la Ley). Estos instrumentos permiten financiar gastos específicos que no estaban previstos en el presupuesto inicial (también en el prorrogado) o que requieren una ampliación de los créditos asignados.

Es factible aprobar partidas presupuestarias extraordinarias sin necesidad de aprobar unos nuevos presupuestos generales del Estado

Para la aprobación de un crédito extraordinario o un suplemento de crédito, es necesario que el gobierno presente un proyecto de ley ante las Cortes Generales. Este proyecto debe justificar la necesidad del gasto y especificar su financiación. Una vez aprobado por las Cortes, el crédito se incorpora al presupuesto vigente, permitiendo así la ejecución del gasto extraordinario sin requerir la aprobación de unos nuevos presupuestos generales del Estado. Como es así de sencillo, lo que se le tendría que estar instando al gobierno es que utilizara este mecanismo y aquí sí que podría lograr un acuerdo amplio de la Cámara. Lo contrario es aprovecharse de la situación y pretender ganar los tres años que necesitas de la legislatura hasta su finalización, hasta 2027. Estás pidiendo un cheque en blanco y no una ayuda a las decenas de miles de damnificados que han perdido a sus familiares y vecinos, pero que en su enorme tragedia se han quedado sin nada. Absolutamente sin nada.

Y, a todo eso, Núñez Feijóo aparentemente desaparecido. Es sorprendente y también preocupante la facilidad que tiene el presidente del PP para desaparecer del foco o equivocarse cuando la presión informativa sube de tono. Igual es una nueva estrategia, esta de hacerse transparente cuando los problemas son tan graves y los spin doctors de los populares aprietan para que sean Pedro Sánchez y Carlos Mazón los que asuman el desgaste ante la opinión pública. En cambio, quien no pierde un minuto en salir al ataque cada vez que el inquilino de la Moncloa tiene problemas es Felipe González. Y no para ayudarle, precisamente, sino para colocarle una piedra alrededor de la cintura e intentar, si es posible, hundirle un poco más. Este martes contrapuso su intervención en las riadas de Bilbao, en agosto de 1983, con las de Sánchez en el País Valencià. Todo para señalar que su reacción fue instantánea, enviando en las primeras horas de la tragedia unos 10.000 soldados desde la guarnición de Burgos, mientras que en las ciudades afectadas del Pais Valencià han llegado 7.500 en una semana. Ya decía Konrad Adenauer, el canciller alemán, que en política hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido.