Mientras la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, prosigue su campaña asegurando que no va a renunciar a que los trabajadores que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) paguen el IRPF, en medio de una defensa numantina de su posición y en la que están en juego 2.000 millones de euros para las arcas públicas, su compañera en el Consejo de Ministros, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asegura que ello no va a ser así, sin aclarar cómo lo piensa hacer. Sobre todo, porque el único camino para que la socialista Montero se apee del burro es trenzar una alianza parlamentaria en la que es necesario de todas todas el PP. ¿Lo va a hacer la líder de Sumar?

Porque lo que no cuela a estas alturas es el discurso de que no sabía nada, como intentó argumentar inicialmente Díaz. Montero ha dejado claro que estaba en los papeles del Consejo de Ministros y hay que pensar que alguien del Ministerio de Trabajo los había leído, por más que la vicepresidenta ha dejado claro en más de una ocasión que el cargo le viene grande y no es capaz de llevar a Sumar a un puerto estable. Al revés, su formación está hoy desnortada y sus expectativas electorales amenazan ruina, con posibilidades de que Podemos acabe robándole la cartera, con un cartel para la izquierda radical más atractivo, como es la eurodiputada Irene Montero.

Este pulso de Yolanda Díaz más bien parece hecho a medida para que recupere posiciones electorales en la izquierda

Todo este pulso de Yolanda Díaz más bien parece hecho a medida para que recupere posiciones electorales en la izquierda y detenga el avance de Podemos. El PSOE, que sin duda prefiere a su izquierda a Sumar antes que a la formación de Pablo Iglesias, mantiene vivo el debate y se limita a aportar cifras como que la tributación del IRPF solo afectaría al 20% de los 2,4 millones de trabajadores que lo cobran. Este debate se cruza con otro que también afecta al Gobierno y a Sumar, que lo ha presentado a través del Ministerio de Trabajo, como son la reducción de la jornada de trabajo de 40 horas a 37,5 horas, una iniciativa acordada entre Gobierno y sindicatos y que rompe la concertación social como gran palanca para alcanzar acuerdos globales.

Díaz sabe que esta batalla, tal como la ha planteado, la tiene prácticamente perdida, ya que no ha armado una mayoría parlamentaria para sacarla adelante y abre una situación peligrosa de cara a futuro: si hoy sale adelante un acuerdo entre Gobierno y sindicatos —prescindiendo de los empresarios— ¿quién va a impedir que en el futuro, con otro Gobierno, salga un pacto entre el ejecutivo y solo los empresarios? Junts per Catalunya, que ya ha hecho descarrilar varias iniciativas de este Gobierno en los últimos meses, ya ha dicho que está dispuesto a votar 'no' y ha criticado los efectos devastadores sobre las pymes que tiene el proyecto del gobierno español. Demasiados frentes para un partido como Sumar, que no se sabe si hace de liebre del PSOE o, por el contrario, directamente ha decidido quemar las naves con propuestas imposibles.