Un nuevo informe, en este caso elaborado por el mismo gobierno de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid y gran valedora de la apuesta de la Fórmula 1 en la capital, cuestiona lo que será el futuro circuito por el impacto negativo para los vecinos y la propia ciudad. Estamos hablando del circuito IFEMA Madrid, que será la pista que se utilice para el GP de España de F1 desde 2026 hasta 2035. El circuito de Madrid tendrá 5,47 kilómetros de longitud, 20 curvas (una peraltada) y dos túneles. Según el informe, habrá un enorme impacto ambiental, ya que haría falta talar o trasplantar hasta 729 ejemplares de árboles correspondientes a 25 especies, con edades que llegan hasta los 38 años. Sobre todo los árboles mayores, algunos considerados históricos, no podrían ser trasplantados y habría que talarlos, con el impacto ambiental que supone. No son los únicos obstáculos que se han conocido en las últimas horas: el coste de las obras para el nuevo circuito de Fórmula 1 en Madrid está fijado inicialmente en 137.130.388 euros, a los que habría que sumar una inversión previa de otros 51 millones destinados por el consorcio público-privado. Y las previsiones ya empiezan a ser de que esta no será la última cifra.

Si a ello añadimos las resistencias de los pilotos a nuevos circuitos urbanos por razones de seguridad y porque se sienten más cómodos corriendo en espacios dedicados exclusivamente a carreras, la polémica está más que servida, aunque Ayuso trate de evitarla. De las 24 carreras de Fórmula 1, solo ocho tienen lugar en lo que coloquialmente se conocen como circuitos callejeros. Así, no existen circuitos urbanos de F1 en Europa, con excepción del histórico de Mónaco, que data de 1929. Los otros siete son fruto de situaciones y entornos muy diferentes. El circuito de Yeda, en Arabia Saudita (inaugurado 2021); Yas Marina, en Abu Dhabi (2009);  Albert Park, en Australia (1953); Bakú, en Azerbaiyán (2016); Marina Bay, en Singapur (2008); Las Vegas (2023) y Autódromo Internacional de Miami, donde se disputa el GP de Miami (2022). A este club es al que se pretende sumar Madrid, en una apuesta personal de Díaz Ayuso, y que empieza a encontrar resistencias en el propio ayuntamiento de la ciudad.

Detrás del objetivo inicial de robar el campeonato de Fórmula 1 a Montmeló, hay luces rojas que empiezan a preocupar

No son los problemas de sostenibilidad, de inversión estratosférica y de oposición de los pilotos los únicos existentes. El estudio también subraya que para que se pudiera celebrar la carrera, el Ayuntamiento de Madrid tendría que suspender la normativa que limita el ruido mientras dure la misma y los días de los ensayos previos. Los niveles de ruido que producirían las carreras superarían las limitaciones acústicas y serían nocivos para los vecinos. La compañía responsable de diseñar el circuito del Gran Premio de Fórmula 1 de Madrid, Dromo, en informes internos, así lo ha señalado, y la propia compañía apuntaba que el ruido del acontecimiento con los coches, el público, la megafonía, entre otros, tendría un gran impacto negativo entre los vecinos, aunque recomendaba al Ayuntamiento de la capital española que fuera tolerante, dado el impacto internacional del evento. Claro, siempre se puede mirar para otro lado. Pero normalmente lo que es exclusivamente un proyecto faraónico, a golpe de talonario y reactivo, para situar Madrid en el mundo de la Fórmula 1, puede despertar muchas simpatías en la capital, pero no es suficiente.

Ahora, con la concesión ya realizada a la ciudad de Madrid, se empieza a ver que no es oro todo lo que reluce y que detrás del objetivo inicial de robar el campeonato de Fórmula 1 a Montmeló, algo que difícilmente acabarán consiguiendo, ya que se tienen que dar una serie de carambolas para que solo quede vivo en España el de Madrid, hay luces rojas que empiezan a preocupar. Otro ejemplo de la situación de inestabilidad es que el piloto asturiano Fernando Alonso se ha negado a hacer de promotor del circuito de Madrid, por más que se han acercado todo tipo de personalidades políticas y no políticas a solicitárselo, y será finalmente Carlos Sainz Jr. el que, con dinero público —se habla de 600.000 euros—, hará las veces de propagador de las virtudes de la pista urbana de Ifema. A diferencia de la Fira, donde un equipo profesional con Pau Relat en la presidencia y Constantí Serrallonga en la dirección general la dirigen empresarialmente, en lfema el presidente es el vallisoletano José Vicente de los Mozos, íntimamente ligado al Partido Popular y a su presidente, Alberto Núñez Feijóo.