El anuncio oficial este domingo de que el Partido Demócrata mantendrá el control del Senado después de las elecciones de medio mandato supone un revés para las aspiraciones de Donald Trump de presentarse y ganar la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de 2024. Es una muy buena noticia que, por imprevista, aún es más llamativa. Falta por conocer que acabará sucediendo en la Cámara de Representantes pero, en cualquier caso, aunque la victoria se incline por un reducido puñado de diputados a su favor, es evidente que Trump se ha deshinchado, en contra de lo que presagiaban las encuestas, y ha conducido al Partido Republicano a unos muy malos resultados y a romper la tradición de que la formación que tiene la Casa Blanca pierde las elecciones de medio mandato.
Por primera vez en dos décadas no ha sido así y con unas condiciones económicas difíciles y una presidencia muy desdibujada por el pobre papel de Biden en muchas ocasiones, la oposición republicana se ha dado un importante castañazo. La omnipresencia de Trump en la campaña y el resultado que se ha producido permite ser mínimamente optimista y quizás sí que el expresidente conserva un importante tirón entre los republicanos, pero no es el de antaño en sus propias filas y despierta un importante rechazo en la sociedad norteamericana.
Lo cierto es que Trump lo tenía todo programado el pasado martes, jornada electoral, para anunciar su candidatura a las primarias republicanas a la Casa Blanca y aún no lo ha hecho. Primero, porque los resultados parecían favorables pero eran muy ajustados y más tarde porque en este lento recuento existente en EE. UU. —cuesta de entender que pasen varios días para conocer los resultados— los escaños que estaban en juego y eran los más disputados han ido cayendo del lado demócrata. La definitiva para garantizarse el control de la cámara alta fue la senadora Catherine Cortez Masto, en el estado de Nevada, hace muy pocas horas.
El presidente Biden va a poder afrontar un final de mandato sustancialmente mejor a los pronósticos de hace muy pocos días. El resultado incluso le ha permitido especular públicamente con una posible reelección, algo con lo que nadie contaba, ya que está a punto de cumplir 80 años y su estado de salud no parece ser el mejor posible por algunas situaciones que se han producido en público. En cualquier caso, es un balón de oxígeno para él mismo y para los demócratas. Por el contrario, todo apunta a que los republicanos pueden tener unas primarias movidas, ya que la contestación a Trump empieza a ser importante.