De entre las muchas consecuencias de un termómetro desbocado al alza durante los meses de junio y julio y de una persistente sequía, en un año que casi no hubo primavera, que solo se ha roto estas últimas fechas con algunas lluvias en el Pirineo, está la drástica reducción de las reservas hidráulicas en las cuencas interiores de Catalunya. Los últimos datos conocidos sitúan en el 41% de su capacidad las reservas de los nueve pantanos de las cuencas interiores. Es un porcentaje que ha caído varios puntos desde que se dio la alarma; tan solo hay que remontarse al pasado 18 de julio, en que el nivel era del 47%, y que comparativamente ya provocó una cierta alarma, ya que no se había alcanzado desde los primeros meses de 2018.

Estamos, por tanto, a tan solo un punto de que la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) empiece a aplicar restricciones. Simultáneamente, ha apretado el botón para incrementar la producción del agua de las desalinizadoras, que desde el lunes ya operan al 90%. Si por un lado hay estas medidas preocupantes a partir de septiembre, si no hay muchas más lluvias que las que ha habido hasta la fecha, se acabarán notando más pronto que tarde en muchas zonas del país. Las que sí se han puesto en marcha son las medidas de ahorro energético implantadas por el gobierno español y que además de los escaparates apagados, limita a 27 grados el uso de aire acondicionado en verano en edificios públicos, espacios comerciales y grandes almacenes, infraestructuras de transporte, espacios culturales y hoteles.

De las primeras medidas de Pedro Sánchez, las informaciones que llegan son de que ha habido un apagón de escaparates bastante generalizado y un seguimiento más desigual en lo que respecta al aire acondicionado. Va a ser este segundo punto un verdadero caballo de batalla fuera de los edificios públicos, donde el control va a ser más estricto. De todas maneras, el gobierno español ya sabe que el control va a ser imposible y se encomienda, por tanto, a la responsabilidad de los particulares en muchos casos. Con la disyuntiva de tener que elegir entre ofrecer al cliente una cierta comodidad o cumplir la normativa más draconiana de las que hasta la fecha se han implantado en Europa, y en un verano, en muchos momentos, de un calor extremo.

Vamos a tenernos que acostumbrar, en los próximos meses, a estar atentos a noticias tan diferentes como la evolución de los embalses de Catalunya y su capacidad, y a la implementación de medidas de ahorro energético. No vienen buenos tiempos tampoco para la economía y, de alguna manera, el periodo vacacional no está resultando tan boyante como se esperaba en muchas zonas de Catalunya. Veremos cuando se den los datos a final de mes. La carpeta de temas de preocupación del ciudadano se está ampliando y saliendo del perímetro cerrado de estos últimos años. Con ello también el nivel de exigencia a los gobernantes, que van a tener que responder de más cosas concretas que nunca. Solo hace falta ver el nivel de enfado con muchas de las tomaduras de pelo a las que hemos asistido en los últimos años con paciencia franciscana.