Pues sí: el decreto ómnibus se podía trocear y allí donde dije digo digo Diego. Sánchez hincó la rodilla después de comprobar que cedía a las peticiones de Junts o los pensionistas se quedaban sin el incremento de las pensiones, el salario mínimo vital no subía y las ayudas a los usuarios del transporte público y a los afectados por la DANA tendrían que seguir esperando. El presidente del gobierno hizo un pulso y se ha acabado cogiendo las manos. Los datos son irrebatibles: el decreto ómnibus tumbado la pasada semana en el Congreso tenía 80 medidas, que camuflaban iniciativas tan dispares como las medidas sociales, con temas de la banca, un fondo para comercio exterior, blanqueo de capitales, ayudas al sector del automóvil, más publicidad institucional y cosas muy heterogéneas. Después de la poda correspondiente, han quedado las medidas sociales y lo único que queda fuera de este concepto es el traspaso al PNV del palacete en el centro de París, en el 11 de la Avenue Marceau, que le arrebató el régimen franquista. Un guiño de Junts a sus aliados vascos después de que ya haga un cierto tiempo que el presidente del Euzkadi Buru Batzar de EAJ-PNV, Andoni Ortuzar, y el secretario general de la formación independentista, Jordi Turull, recondujeran las relaciones bloqueadas durante los años más duros del procés

Como pasa siempre, cada partido venderá lo que más le interese —esa es la parte más fascinante de todas, ya que se escuchan cosas ciertamente sorprendentes— porque la victoria por el relato acaba teniendo para algunos mucha más importancia que el resultado final. Lo incuestionable es que el decreto ómnibus tenía 80 medidas y ha pasado a 29. Cualquiera se dará cuenta de que el número es muy diferente, por más que en aras al relato se mire de sacar pecho. El 63,75% —bastante más de la mitad— han quedado fuera. O lo que es lo mismo, solo han prosperado el 36,25%. Hombre, el mismo decreto no es. PSOE y Junts también han acordado que el nuevo decreto ley aborde los desahucios: se prevén medidas para proteger a las familias vulnerables, medidas que garanticen el cobro del alquiler a los propietarios, así como el pago de los desperfectos ocasionados por ocupaciones. Es la primera vez que se abre una vía para que los propietarios tengan una red de seguridad y con ello se abre un camino, vedado hasta la fecha, de ayudas a los propietarios.

Lo incuestionable es que el decreto ómnibus tenía 80 medidas y ha pasado a 29

Y, en medio de este paquete acordado, se incorpora la tramitación en la Mesa del Congreso de la iniciativa legislativa de Junts para que el presidente del gobierno español se someta a una moción de confianza. El recorrido de esta proposición no de ley ha sido bastante similar al del decreto ómnibus: primeras risas en diciembre, cuando lo propuso Puigdemont; después, que era imposible; más tarde, que el PSOE no lo podía aceptar bajo ningún concepto y, finalmente, su aprobación. Cierto que no tiene valor jurídico, pero eso se sabe desde el principio. Sí tiene un enorme valor político, ya que si una mayoría de diputados le dicen que se tiene que someter a una moción de confianza, podrá no hacerlo, pero se hará evidente que ha perdido la confianza de la cámara. Tiene, también, una parte positiva para Sánchez si supera el envite: habrá recompuesto la arquitectura de la legislatura. No hay que engañarse: todo dependerá de los cumplimientos que hay pendientes, de las promesas que se han hecho y de las nuevas cesiones que Sánchez va a tener que hacer.

Avanzarse al resultado final es enormemente arriesgado, ya que en las próximas semanas —entre 45 días y dos meses— veremos situaciones de todo, y se producirá la habitual montaña rusa. Una vez más, las dos partes emiten expectativas diferentes: el PSOE, voluntad de encarrilar la tormentosa relación de los últimos meses, algo que tampoco es una novedad. Y Junts, desconfianza, ya que acumulan una experiencia enormemente negativa cuando la pelota ha estado en el tejado del PSOE y no han tenido la presión de que era caixa o faixa. Lo que sí se ha abierto es el camino para una reunión en Suiza con el mediador internacional y la reanudación de las cuestiones sectoriales en el Parlament. Un último dato: acostumbrado Pedro Sánchez a vivir al día y ganar hojas al calendario, en esta ocasión ha conseguido una prórroga más larga que en otras ocasiones porque la cuestión de confianza difícilmente se verá antes de mediados de marzo. ¿Quién dijo que el tiempo se le agotaba?