En menos de 24 horas, se han reunido en Suiza la delegación del PSOE encabezada por el expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, y la de Junts, por el president de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont; y en Barcelona el president de la Generalitat, Salvador Illa, con el presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras. En el caso de la primera reunión, fue convocada de urgencia por los socialistas ante la votación, el próximo martes, de la iniciativa legislativa sobre la cuestión de confianza del presidente del Gobierno que, aunque carece de valor jurídico, tiene un enorme valor político, ya que supondría hacer evidente que no tiene la confianza del Congreso de los Diputados.
Las únicas valoraciones de la cumbre de Suiza las ha efectuado Zapatero en el congreso del PSOE de Andalucía celebrado este sábado en Granada: "Tranquilos, la legislatura va a durar hasta 2027". Más allá del optimismo antropológico del expresidente —así se ha definido siempre que ha tenido oportunidad de hacerlo—, es evidente que algún dato debe tener que le permita realizar estas afirmaciones. ¿El PSOE ha despejado los últimos obstáculos sobre la cesión integral de las competencias a Catalunya de la ley de extranjería? Además de lo cerrado de documentación a los extranjeros (NIE) y casi acordado de control de fronteras (el PSOE ya lo ha validado aunque hay resistencias de Marlaska), ¿los socialistas están dispuestos a ceder las atribuciones en los expedientes de expulsión y la ejecución por parte de los Mossos d'Esquadra?
Al PSOE no le salen los números para convocar elecciones y a Junts tampoco para mantener su privilegiada situación política
O, por el contrario, ¿habrá en las próximas horas un canje político que permita a Junts aplazar unas semanas la votación del martes sin retirarla ni votarla en el Congreso? A la mejor no se llega al martes para conocer el desenlace, pero con el poco tiempo que falta estaríamos hablando del lunes. ¿Estamos ante un cambio en las relaciones que permita hablar de que se ha recuperado la confianza? Ni mucho menos. En todo caso, la constatación de que no existen alicientes: al PSOE no le salen los números para convocar elecciones y a Junts tampoco para mantener su privilegiada situación política, con el péndulo oscilando hacia la derecha y con el PP muy lejos de poder desprenderse de Vox.
En Barcelona, la reunión entre Illa y Junqueras ha sido la primera, al menos públicamente, desde que el republicano volvió a coger las riendas del partido. El hecho de que las dos partes hayan asumido que en ningún caso habrá presupuestos de la Generalitat este año —en eso insiste siempre Junqueras— y que no se tienen que negociar nuevos acuerdos sino el cumplimiento de los firmados por el equipo anterior de Marta Rovira y Pere Aragonès, resta dramatismo a las conversaciones. El equipo de Junqueras valora positivamente este reinicio de noviazgo con los socialistas catalanes, que debería culminar con presupuestos en 2026 y que ha cerrado recientemente acuerdos sobre Rodalies y el catalán.
También confían en que haya buenas noticias en la condonación de una parte de la deuda de Catalunya con el Estado, mediante una quita del 20% de la deuda de Catalunya con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), una quita de unos 15.000 millones de euros. Una modificación legal que afectaría a todas las comunidades autónomas de régimen común. Illa tiene ahora luces en la pista para aterrizar la legislatura catalana y hacerla planear con comodidad. Veremos.